26.2.10

¡La niñata!

Te enteras de que la niña, ¡la niñata!, se ha comprado unas pildoricas del día después y le saltas el piercing de un guantazo; te enteras de que la niña, ¡la niñata!, se pone guapa para irse a la clínica a abortar, sin tu permiso, que es lo peor, y le borras el tatuaje de un hostión; te enteras de que la niña, ¡la niñata!, tiene relaciones sexuales con el pelele ese de la gorra y los pantalones en el culo y le desenredas las rastas a cogotazos, persiguiéndola por el pasillo. Eres un padre ejemplar que se ha deslomado trabajando para sacar la familia adelante y te deben un respeto: te deben guardarse el toto hasta el día de la boda, te deben que la boda no sea con el de la pella en el culo, te deben los pendientes en las orejas, como Dios manda, las carnes limpias de garabatos legionarios y los pelos bien puestos, te deben una recompensa por haberte matado para poner a la niña, ¡a la niñata!, así de hermosa. Qué poco pides y cuánto te deben. Pides que tu hija sea una mujer como las de toda la vida, no pides más, y se lo exiges a tortas que a ti te duelen más que a ella, hasta que averiguas que la culpa es del Gobierno, de Zapatero y sus rojas, ¡rojas!, y descubres a una inocente a la que le sangra un oído y que ya no llora porque aprieta los dientes. Y acudes a lamerla, arrepentido. Qué enfermo estás.

25.2.10

Generosidad

Ya tenemos otro héroe mediático de esos que tanto nos gustan ahora: John Cobra, el gran John Cobra, quien a partir del martes pasado puede hacer honor a su “apellido” en lo que éste tiene de presente de indicativo del verbo “trincar”, pues el muchacho se ha ganado unos meses de subsistencia por ofrecer generosamente y sin condiciones el tacto y el sabor de su chorra rapera al público y a la audiencia de eso tan cutre que la televisión pública se empeña en mantener como Festival de Eurovisión. Májarele. Da chuchurria ver a ese José Luis Uribarri de nuestra infancia, tan pasadito ya el hombre, entre los frikis que mastican el jilguero que supuestamente llevan en las gargantas, convencidos de que Europa se lo merece. La leche que mamaron. El John Cobra este sabía dónde estaba y además conoce perfectamente los gustos de la gente, así que no dudó en dar muestras de su generosidad. Ahora verás las cadenas televisivas que lo van a entrevistar, previo pago, y los politonos que ya estarán preparando con la expresión de las preferencias macrosexuales de este gachón. Pero de esto no tiene la culpa nadie, claro, sólo los españoles a los que la mierda les gusta bien removida, bien repartida, informatizada, soniqueta y con mucha purpurina festiva espolvoreada por encima.

24.2.10

Sindicatos

Lo que pasa es que las manifestaciones sólo sirven para que, quienes las convocan, los dirigentes sindicales, meneen la patica de gusto y eyaculen en profusa escorrentía cuando ese día y los posteriores ven en los medios de comunicación la que han armado ellos solitos en las calles españolas. Son pasacalles, son montajes, son espectáculos diseñados y puestos en marcha por una gente a la que le gusta más el figuroneo que a un masoca un pellizquillo en un divieso. Por eso, cuando la manifestación es lejos y precisa de engorde, suelen pagar viajes y bocatas y algún dinerillo a los que estén dispuestos a desplazarse para mover la pancarta y gritar las consignas que les digan. Los sindicatos, qué le vamos a hacer, son un engaño: sus dirigentes suelen enseñorearse y aseñoritarse y ningún conflicto laboral les va a interesar si no le reporta el protagonismo mediático del que se alimentan, que es para lo único que existen, para eso y, en ocasiones, para trincar pastizales y ponerse más contentos que ná. El triunfo de los sindicatos llega hasta donde llega la manifestación convocada; el resto, si esa manifestación ha servido para algo, les importa un pito, aunque como máscara, agarre y disimulo no les viene mal para seguir justificando sus procesiones de pasión de siglas altas, muy altas.

23.2.10

Bocapalo

A falta de unos retoquillos, el Consejo Social de la Uja Piruja ya puede mudarse a su flamante edificio de la calle Mesones, sin agarre, para seguir tocándose los testículos con más comodidad, sí señor, que eso de cobrar por decir ¡qué mal va todo! o ¡qué bien va todo! y de intentar hacernos creer que la Universidad está muy cerca de la plebe es muy cansado y muy importante para ellos y ya les estaba haciendo falta una guarida digna en la que bostezar con mayor solemnidad y llevarse la pasta muerta y limpia a cambio de ser innecesarios, a cambio de pertenecer a uno de tantos organismos creados nada más que para el bienestar de sus miembros, a cambio de ir soltando conclusiones y propuestas de folleto aprendido de memoria en las que nunca faltan los términos “desarrollo”, “estratégico”, “emprendedor”, “impulso”, “vertebración”, “compromiso” y otros tan machacados y carentes de significado que ya es que no pueden dejar de sonarnos a lo de siempre: a pegarle bocados a los dineros públicos por repetir y repetir y repetir las gilipolleces políticamente correctas que agradan a los amos y alegran las cuentas corrientes de las marionetas bocapalo que no se pierden una porque son más espabilaos que ná y porque a sus edades ya lo tienen todo hecho y chupado. ¿Estamos?

22.2.10

Tiquismiquis

El sábado tocó ducharme y de repente se abrió la cortina y no era la Beatriz Montañez de El intermedio del Gran Wyoming sino un inspector pajizo de la Sociedad General de Autores Españoles que me exigía dineros por estar cantando El del medio de Los Chichos —despreocupadamente, eso tengo que reconocerlo— y que no se largaba por más champuzazos que le arreaba yo al grito de “¡sape, sape, sape!” sino que seguía con la mano puesta y se reía a mandíbula batiente por ver a un calvo usando champú, el joío por culo, qué mal rato me hizo pasar, ya no me ducho más. No sabemos a ciencia cierta si la SGAE disfruta de la impopularidad que se ha procurado, pero todo parece indicar que sí, que sus directivos están hasta orgullosos de ser unos tiquismiquis. Una entidad creada para la protección y el respeto al autor está muy bien mientras no logre, con su proceder, todo lo contrario: hacer quedar al autor como un buitre que te cobra hasta por cantarte el aliento, que se mete en las pelus de barrio y en los quiosquillos de chuches a ver con qué música se están lucrando los magnates del negocio en cuestión y que desaloja a pestugazos legales los montajes teatrales de los patios de colegio, traumatizando chiquillos culturalmente, válgame. Y no es eso, hombre, no es eso.

19.2.10

La Cámara

Mira que suena antiguo eso de la Cámara de Comercio. Suena a polvo de buró burgués, a retrato movido en sepia, a sombrero canotier, a chaleco con reloj de bolsillo, a adoquinado, a paseíto repetido para ir a la Cámara de Comercio a despachar unas diligencias y después a la tertulia del café a departir con el farmacéutico, el notario y un próspero industrial de saneamientos llamado don Severino o don Cosme o don algo así. Suena rancio, suena abuelo, bisabuelo, suena a “género” en vez de “productos” o “artículos”, a “alcoba” en vez de “dormitorio”, a “mocerío” en vez de “juventud”, a “bacina” en vez de “escupidera”. Ahora la Cámara de Comercio de Jaén está de elecciones a presidente, ¿se han enterado ustedes? Pues eso, que está de elecciones, lo dicen los periódicos y nosotros nos lo creemos, por supuesto, otra cosa muy distinta es que nos importe un pito rechupado al común de los jaenotas. ¿Qué es la Cámara de Comercio? ¿Para qué sirve la Cámara de Comercio? ¿Qué hacen los de la Cámara de Comercio? ¿Hacen fotos de tiendas? ¿Les guardan los congelados a las pescaderías? Creo que alguien debería convocar rueda de prensa y explicarlo. Mientras tanto, nos quedamos con lo antañón que suena: a cataplasma, a Tío del Bigote y a querida a la que le pones un piso.

18.2.10

Circus Christi

No me creo que el fotógrafo linarense Fernando Bayona no se esperara “ni de lejos” la polémica que ha suscitado y las amenazas de muerte que le ha procurado su exposición fotográfica en Granada, titulada “Circus Christi”, en la que aparece una Santa Cena de gays, una Virgen prostituta y un San José camello. No me lo creo, repito, a menos que este hombre sea uno de esos convencidos de que todo el mundo es guay. No obstante, desde aquí mi apoyo y mi ole tus huevos, que yo sé un ratico lo que es eso de que te amenacen y hasta te agredan los meapilas, los tragahostias y los besamaderas, generalmente perturbados por tanta misa que se tragan para matar el tiempo y la mala conciencia. Digo yo que si esta gente se siente ofendida, y todo eso que ellos dicen, por manifestaciones así, en vez de amenazar, podían echarle imaginación y ejercer su derecho a réplica en los mismos términos y formatos, esto es, ridiculizando a los fotógrafos, a los columnistas, a los directores de teatro, a los cineastas y a los etcéteras mediante otras exposiciones fotográficas, otros escritos, otros montajes teatrales, otras películas. Pero es que ahí no llegan, demasiado estrechos de frentuza, muy faltuzcos, lo fácil es el anónimo, mentarle a uno la santa madre y amenazar en nombre de Dios.

17.2.10

"Mí no guta"

Siempre que veo la repetitiva escena de los políticos jaenudos arrimados a una mesa y comiendo cachicos de pan con aceite de oliva para hacerse la foto, escudriño sus caras y me pregunto lo mismo: ¿habrá alguno al que no le guste y se vea obligado a estos tragos tan repugnantes, a estos tormentos gastronómicos que le hostigan el paladar, le revuelven el estómago y le sueltan las tripas? Pudiera ser, oye. A los políticos le examinan el carné y lo obediente y sumiso que puede llegar a ser, pero no el paladar ni las incompatibilidades gástricas. Lo que pasa es que a ver quién es el guapo que lo dice o lo demuestra. “No, no, gracias, es que a mí el aceite de oliva no me gusta, por más virgen extra que sea, me sienta mal”. ¡Horror! ¡Traición! ¡Un monstruo, un monstruo, un monstruaco sin conciencia ni dignidad! Así que ahí me lo tienes, al pobre, papeando pringue con el gaznate abovedado y un demonio pegándole voces en todo lo que es el aparato digestivo. Y, lo que es peor, cuestionándose su carrera política, si merece la pena continuar con ella a cambio de estos ascazos que pasa día sí y día también, porque aquí ya se sabe que en cuanto te descuidas te están endilgando “oro líquido” hasta con el Cola-Cao, que vaya emplasto, por dios. Digno de lástima y para mearse de risa sería.

16.2.10

¡Agua!

Que digo yo que habrá que seguir hablándoles de usted a los pantanos de la provincia, ¿tú me comprendes lo que te quiero decir? Que habrá que seguir respetándolos pese a lo gordos que están, igual que cuando estaban flacos y nos asustaba pensar en duchas con gaseosa. Que mira que los peñistas de este mundo somos muy descerebrados y en cuanto vemos que algo “sobra” —máxime si se trata de algún producto vital sin el cual sabemos que nos vamos a tomar por retambufa— nos liamos a despilfarrar o a contaminar como cretinos y con un contento en la cara que no es ni normal. La alegría hídrica que nos ha caído y nos cae es riqueza de todos, lotería colectiva, no sólo para sus pimientos y sus caprichos de usted ni para sus basuras venenosas. Creo que no viene mal recordar esto, por si acaso, así que deje usted quieta la pegatina esa que tiene al lado del grifo, que estorbar no estorba, ni descargue la cisterna para que se vaya el papelillo que desea hacer desaparecer de su vida, espérese a jiñar y ya se va todo junto. Y de los grandes despilfarradores, que no quieten ojo las autoridades. Esto de la abundancia tarda en irse lo que en llegar: nada, un momento. Que nos conocemos, nene. Que si nos dejan, volvemos a la rana con cantimplora en un par de años.

15.2.10

El reojo

Flipa con las dos Españas en las que se ha dividido la Justicia por causa del juez Baltasar Garzón. Decir que los jueces están politizados hasta las trancas es una perogrullada, claro, pero mostrarlo tan a las claras es un vergüenza y una imprudencia y un pasonaco. Hay dos interminables espinazos que no paran de estremecerse: el de los perdedores olvidados y el de los ganadores empeñados en que se sigan olvidando. Cuántos magistradotes se acordarán, con el culo encogido, de sus padres y de sus abuelos cuando la Memoria Histórica viene a preguntarles si están agustico en el ejercicio de la justicia democrática. A Garzón le permiten la “chiquillada” de meter la toga en Chile y Argentina, que así se desahoga el hombre, “ya sabes cómo es”, pero en cuanto ha querido dar con el martillo y exigir orden en la sala de España, ¡soooo!, salen los guardas de la finca del señorito y dicen que aquí no se puede pasar. Lo hecho, hecho está, ¿verdad? Aquellos no fueron crímenes contra la humanidad, sino que había que quitar de en medio a unos cuantos guarros que estaban emporcando la patria, y se acabó. A Garzón lo quieren sentar en el banquillo, por desasosegante, esos que se agarran a la democracia con la cabeza baja y el reojo torvo, vigilante, desconfiado y nostálgico.

12.2.10

4 de amor

Valentín es homosexual y su padre le ha dicho que bueno, que vale, que sea lo que le dé la gana, pero que como se enamore de un tío le pega una paliza que lo revienta y lo encierra en el armario para los restos; el padre de Valentín es cardiólogo, no entiende de sentimientos, y Valentín hipa por los rincones y come telarañas saladas. Señora viuda busca caballero formal para amistad y lo que surja, señora viuda encuentra caballero formal y se hacen amigos, pero no surge nada, así que la señora viuda pierde la paciencia y manda a tomar viento al caballero formal, quien, aliviado, desobedece, no se va a tomar viento, sino que regresa a los institutos a hacerles ruidos con la boca a las jovencitas, que es lo suyo. Si tú me dices ven, lo dejo todo, y va el tío sinvergüenza y me lo dice, me dice ven, pero como tú comprenderás no voy a dejar yo la consulta ahora que la he amortizado y que me he hecho con una cartera de clientes, me cago en Los Panchos, que te acompañe tu puñetera madre, y distingue, joder, distingue lo que es un bolero y lo que es la vida real, ¡madura! Pacote y el amante de su mujer, Manolón, decidieron ser civilizados y, en vez de matarse, se jugaron a las cartas el amor de Mari, la adúltera, pero al final hubo sangre por sospechas de trampas en el tute, fundadas.

11.2.10

Tres huevos

Aunque sea así un poco a trasmano y porque no tengas otra cosa que hacer, si te pones a pensar en que lo primero que hace un tío (o una tía, cuando toque) que ha sido elegido por el pueblo presidente del Gobierno es irse a vivir a un palacio con la parentela, pues mira, qué quieres, mal empezamos. Y tan ricamente, oye, sin cortarse un pelo. El tío que te ha estado convenciendo de su vocación de servicio público, que te ha prometido el oro, el moro y la mora, que te ha asegurado un futuro mejor y la calidad de vida que mereces como ciudadano de su territorio, pumba, se apropia de un casón que vale tres huevos mantenerlo. ¿Por qué no se queda en su piso? ¿Es que no puede quedarse en su piso? ¿Qué pasa, que un mandatario es menos mandatario porque se quede en su piso, con sus vecinos? Aunque, bueno, lo mismo si el tío se queda en su piso somos los pringaos los primeros en criticarlo, por tonto, por tener ahí un chabolo de lujo a su disposición, de gratis, y pasar de él, vaya un presidente cipotón que nos hemos echado, ¿estará chalao el gachón? No sé, es que de pronto me ha dado por reflexionar sobre eso, y lo peor es que creo que no es ninguna tontería, lo que pasa es que lo vemos normal porque nos hemos acostumbrado y porque somos unos chiribailas, por eso.

10.2.10

"Aaaaaaag"

Los parados empiezan a ralentizar sus pasos, a caminar con las piernas tiesas, y tienden a alargar los brazos y a requerir no sé qué retorciendo los dedos, quizá un puesto de trabajo. A los parados comienza a írseles el poder de la palabra, pierden coherencia, su lenguaje se deteriora, sus fonemas se derriten y lo que profieren empieza a parecerse más a un gemido y a un gargarismo que a una serie de quejas y argumentos. A los parados se les enferma la piel, como si se les pudriera, y las ropas se les vuelven harapos progresivos. Ahora tienden a apiñarse, atraídos los unos por los otros, y así caminan juntos, en pequeñas masas, las piernas tiesas, los brazos extendidos, la piel podrida, la ropa hecha jirones, haciendo “aaaag” y “eeeeg”. Grupos de parados que se unen a otros grupos de parados para formar un grupo mayor de parados. Rostros desencajados, pies que se arrastran. Los parados buscan coches oficiales para aporrearlos, para palmotear con sus huesudas y lentas manos el parabrisas y las ventanillas antes de que se pongan a salvo en sus garajes. Los guardias de seguridad se ven obligados a aporrearlos duramente cuando los parados, con sus “aaaags” y sus “eeeegs” y su ponzoña contagiosa, tratan de penetrar en los organismos oficiales y en los bancos y cajas de ahorros.

9.2.10

Cómo será

Nos preguntamos cómo será la vida sin Gaspar Zarrías. Nos lo preguntamos los del PP y ustedes, los socialistas; pero también se lo preguntan los de Izquierda Unida y los de Falange Española, hasta los andalucistas se lo preguntan entre faralaes, gazpachos y siestas. Todos en la provincia de Jaén nos preguntamos cómo será la vida sin Gaspar Zarrías, sin excluir a los ateos de la política ni a los agnósticos del sistema democrático, quienes tampoco pueden evitar preguntárselo. Qué cara tendrá la existencia a partir del próximo 6 de marzo, cuando el omnipresente ya no esté, cuando se haya ido en ese correr de puestos y mandos que se trae el PSOE. ¿Habrá un viento permanente y polvoscuriento de desolación? ¿Retumbarán gemidos lastimeros en las esquinas desiertas de las calles vacías? ¿Dejarán las olivas de parir aceite para darnos pus de nostalgia y de pecado? ¿Anidarán golondrinas ciegas y agusanadas en los aleros de los edificios de la Junta en Jaén? ¿Perderán peste los peos? Probablemente la respuesta sea chominá que briegues. Eso no lo sabe ni el Pacorreyes, presunto sucesor del que nos abandona ahora que los nuestros van a tomar el poder andaluz, ahora que Arenas va a ser nuestro señorito y se van a enterar unos cuantos de lo que vale el betún.

8.2.10

La chominá

La chominá: la chominá es como el polvo, como la pelusa, como el viento y el agua; la chominá es como la tos, como el mal pensamiento, como el duendecillo púrpura de la desdicha y los soliloquios agoreros; la chominá no repara en gastos ni en distancias. La chominá se cuela en todas partes, nadie está a salvo de la chominá. La chominá es impredecible, como los terremotos. La chominá viajó la semana pasada a Washington a recitar plegarias en el Desayuno Nacional de Oración de los Estados Unidos. Mira tú que la chominá. La chominá tiene mucho morro y es capaz de meterse en medio de un encuentro político internacional. La chominá chupa cámara como Mocito Feliz. El agnóstico ZP se va a rezar con Obama y pretende salir del trago escogiendo un pasaje socialista de la Biblia que habla de jornaleros y de todo eso que los socialistas españoles ya han olvidado. Qué chominá. La chominá obliga a hacer chominás, es muy tirana, créetelo: la chominá es más tirana que ná. En cuanto aparece lo organiza todo a su modo y entonces las chominás se encadenan y no hay quien pare. Obama dice que Zapatero es su “querido amigo” y eso es una chominá. ZP reza en español no porque sea la lengua en que se rezó por primera vez en América, sino porque no sabe una papa de inglés.

5.2.10

"Rigoletto"

No fui a la ópera porque a mí los musicales la verdad es que me aburren mucho, todos, y porque con los cincuenta euracos que costaba la entrada me apaño yo una noche de alcohol, drogas y putas que pa’qué. No voy a entrar, pues, en si la “Rigoletto” que hicieron en Jaén el otro día estuvo bien o mal, que eso es cosa de cultos y ya se sabe la mala leche que gastan. Allá se las toreen el Chamorro y el Karames, críticos de este periódico, con el Campelo, director de “Rigoletto” y de Teatro Xtremo; pero a este último sí le voy a decir una cosica con respecto a la respuesta que ayer les dirigía a los mencionados criticones. Mira, Ricardo, si el éxito de un estreno me lo vas a medir por la cantidad de políticos que acuden a verlo, tío, apaga, vámonos y saca el Monopoly y las fantas. Dame el cronómetro de las ovaciones, dame la calculadora de la taquilla, dame el recorte de las críticas y lo que tú quieras, pero no cometas la ingenua ñoñería de escribir “el presidente de la Junta viene aquí” y “los políticos vienen a nuestro estreno”, sobre todo siendo como eres el creador de una sala tan alternativa, decente, activa y necesaria como Xtremo, en la que no asoma un político ni falta que nos hace. Y tampoco digas que no te importan las críticas, que has llenado una página para combatirlas.

4.2.10

Gusanera

Me acabo de enterar por la prensa de que los altos cargos de la Administración y los parlamentarios obtienen la pensión máxima tras siete años de actividad, mientras que el resto de los trabajadores necesitamos para eso veinte años. No lo sabía, lo confieso, y podrán ustedes hacerse una idea de la ingente y sucísima cantidad de blasfemias, exabruptos e improperios que se me agolpan en el teclado, que es que los estoy viendo sobre las teclas retorciéndose como una gusanera, así que voy a parar un rato, me voy a dar una vuelta, voy a tranquilizarme y después sigo escribiendo. Hasta luego. Hola, ya estoy otra vez delante del ordenador, mucho más calmado y con varias aspirinas debajo de la lengua. Hosti qué mal rato. Pero ahora ya puedo opinar sobre el asunto con la moderación y el decoro necesarios para que no me arresten. Y mi opinión es que merecemos cincuenta y seis crisis más cruentas que esta que tenemos y morirnos de hambre solos y rabiando y pidiendo agua y pateados por una panda de señoritos bisojos que después se jiñen en nuestra cara, todo por seguir creyéndonos como gilipollas que gozamos de un sistema democrático de justicia e igualdad. Por cierto, en este caso, todos los diputados están de acuerdo con que su sistema de pensiones sea así. Claro.

3.2.10

La pelotilla

Los políticos deberían pensarse recibir un cursillo sobre la potencia de los micrófonos que se fabrican ahora, capaces de captar el peíllo de una mosca sin apenas darse importancia. Deberían saber que ya no hace falta tener la alcachofa a un palmo de la boca para que las palabras —y casi los pensamientos, casi— sean grabadas con aceptable nitidez. O mejor no, mejor que lo ignoren y sigan cayendo como pardillos, que merecido lo tienen. Porque bastan un micrófono abierto y un político desavisado para hacernos una idea de lo que son y cómo son en realidad esos que tan bien puestos se ponen delante de las cámaras, con todo su aprendizaje de fingimientos, engaños y artificios. La sargenta Aguirre de la Comunidad madrileña tiene, según ella, a un “hijoputa” por compañero, eso ya nos lo ha dejado claro, y ahora que se disculpe todo lo que quiera, que con la disculpa lo único que consigue es engordar mucho más la pelotilla de caca, pues a fin de cuentas de lo que se está excusando es de haber sido pillada. Así que esta señora y muchos otros y otras son los que nos piden el voto con tanto cariño cada cuatro años, a nosotros, a las cabezas de ganado con derechos y deberes electorales, que así es como deben de vernos, considerarnos y tenernos en cuenta, pero con cariño.

2.2.10

Intocable

Hay leyes que son como ese gachón que, cuando estás hecho polvo, te dice que no te preocupes, que ánimo, que verás como todo se arregla, tras lo cual se larga a lo suyo y no vuelve a acordarse de ti nunca más, porque él ya ha cumplido y, por lo demás, ahí te pudras. Estas son las leyes que les han tocado a esos padres de Pozo Alcón, por ejemplo. Pero si es que es normal, leche: si todo un sistema judicial y una Ley del Menor perdona a un nene de trece años por no hacer los deberes y castiga (en grado de tentativa) a su madre por enfollinarse con él y darle una torta, con todos los medios de comunicación pendiente del zagal, el nene en cuestión se siente Dios, un ser intocable, que para eso tiene trece años y muchas ganas de triscar y desarrollar el asilvestramiento propio de la edad, aspecto este del que se olvidan por completo los creadores de esas leyes ridículas e inútiles, fabricadas al servicio de lo socialmente correcto y tan alejadas de lo que manda la realidad de cada día. Tenemos unos legisladores de escopeta y perro, vocacionales del chichinabo y enfermos de ignorancia. No saben que los seres humanos somos abusicas por naturaleza y si hoy me perdonas que te tire un pellizco, mañana lo mismo te saco un ojo, porque hasta que no te mate no me va a pasar naíca.

1.2.10

Al torrezno

¿Qué es más grave, que el restaurante de Ferrán Adriá cierre durante dos años o que Karmele Marchante haya sido expulsada de su candidatura a Eurovisión? Me preocupa mucho el orden de importancia de las cosas que pasan y nos afectan, tanto que, demasiadas veces, estas dudanzas me sacan de la cama y me obligan a pasear nerviosamente por las estancias de palacio. ¿Se puede vivir dos años sin los sorbetes de paella del cocinero? Probablemente no. Adriá sí, él seguro que sí puede, pero los que necesitamos comer para vivir las vamos a pasar canutas. Por otro lado, el tsunami de Karmele pasará a la historia de la injusticia artística justo cuando se abre un debate político sobre la cadena perpetua. ¿Qué es más grave, que un angelico que viola, machaca varias veces con el coche y quema viva a una muchacha esté en la calle o que la periodista del corazón no se pueda recuperar nunca del atropello que ha sufrido su mierda de canción eurovisiva? Rogamos por todos, sí, y pedimos con fervor su absolución, pero no hay cadenas perpetuas lo suficientemente largas y pudrideras para ciertos malhechores y cantantes. Ferrán Adriá estará pensando en deconstruir un nabo y en fusionar las lentejas con el polo flash, pero ¿y si para cuando termine ya nos hemos apuntado al torrezno?