23.2.10

Bocapalo

A falta de unos retoquillos, el Consejo Social de la Uja Piruja ya puede mudarse a su flamante edificio de la calle Mesones, sin agarre, para seguir tocándose los testículos con más comodidad, sí señor, que eso de cobrar por decir ¡qué mal va todo! o ¡qué bien va todo! y de intentar hacernos creer que la Universidad está muy cerca de la plebe es muy cansado y muy importante para ellos y ya les estaba haciendo falta una guarida digna en la que bostezar con mayor solemnidad y llevarse la pasta muerta y limpia a cambio de ser innecesarios, a cambio de pertenecer a uno de tantos organismos creados nada más que para el bienestar de sus miembros, a cambio de ir soltando conclusiones y propuestas de folleto aprendido de memoria en las que nunca faltan los términos “desarrollo”, “estratégico”, “emprendedor”, “impulso”, “vertebración”, “compromiso” y otros tan machacados y carentes de significado que ya es que no pueden dejar de sonarnos a lo de siempre: a pegarle bocados a los dineros públicos por repetir y repetir y repetir las gilipolleces políticamente correctas que agradan a los amos y alegran las cuentas corrientes de las marionetas bocapalo que no se pierden una porque son más espabilaos que ná y porque a sus edades ya lo tienen todo hecho y chupado. ¿Estamos?

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