31.10.07

El municipio número 98

Con lo mal que le sienta la barba, con lo mal que le sienta casi todo: las gafas, la corbata, el traje, las cejas, la gabardina, la sonrisa —no digamos ya la toga y el birrete de Doctor Honoris Causa—, que le queda así como postizo, como prestado, como de otro mucho más mayor que él, y qué gran novela es "El jinete polaco", leche. Porque lo único que a Muñoz Molina le sienta bien son las palabras, la literatura, de la que estás hecho o no estás hecho, sin adornos ni complementos circunstanciales. Al comienzo de su carrera, Cela lo llamó "mocito tontuelo" y él le contestó al maestro escribiendo "El jinete polaco". Don Camilo tuvo que callarse y, pocos años después, morirse. Desde los premios nacionales de la crítica, desde la Real Academia de la Lengua, desde el Instituto Cervantes y las ventanas de Nueva York, antes o después, que eso da igual, el ubetense logró parir la gran novela familiar que todos llevamos dentro y sólo unos pocos saben escribir, donde ni realidad ni ficción coexisten, sino simplemente la memoria, que es el más artístico de nuestros dones creativos. La vida es como la recordamos, el resto son falsedades. Mágina es el municipio jaenita número 98 a partir de esas páginas maestras.

30.10.07

Munipas y conductores

Desconfío de la Policía Local "educadora" que pretende para Jaén la concejala ojazos Cruz en la misma medida que desconfío de que los conductores se dejen educar. Munipas y conductores son dos bandos irreconciliables, yo creo que en esto no hay discusión. Se sabe a ciencia cierta que el conductor, por regla general, sale más o menos educado de su casa, pero que en cuanto ocupa el trono automovilístico y se agarra al redondo dominio del mundo que él quisiera, se vuelve un faltón, un tosco y un gañán que te la lía por menos de un pimiento. Personas educadísimas he visto yo que al volante se transforman en verdaderos cafres babeantes. La ojazos Matilde, que es la de Tráfico, quiere que con esta especie de policía preventiva se solucionen infracciones como la de aparcar en doble fila. Fracasará sin remedio. Aparcar en doble fila es el acto de poder supremo y sublime con el que el conductor alimenta su natural tiranía, así que cuesta imaginarlo dejándose disuadir de buen rollo por un municipal, ya que, para el conductor, estos agentes están para chillarles y para ser más chulos que ellos; el resto es mariconear y dejarse avasallar por un tío al que seguramente le han regalado la gorra. Es así.

29.10.07

Pues claro que me explico

Ese 20% de incremento de los presupuestos de la Junta de Andazarrías para la provincia de Jaén en 2008, con su especial beneficio a esta nuestra capital lagártica, no sólo indica eso tan bonito de que la Administración autonómica es generosa con nosotros: también indica eso tan mezquino de que los dineros se los dan a un partido político, el suyo, y que mientras aquí gobernó el PP, la mejora ciudadana a la que supuestamente está destinada el presupuesto les importaba un pepino a los de Sevilla. ¿Me explico? Pues claro que me explico. Y da coraje. La Junta ama a su plebe según quien la gobierne. Si gobierna el PSOE, la Junta se parte el pecho por sus votantes y por sus no votantes; pero si gobierna el PP, la Junta procura menospreciar a sus votantes (por ser pocos), a sus no votantes y al lucero del alba, que no vota pero da igual, el caso es vengarse. O sea que nuestra prosperidad presupuestaria, la que nos da carreteras nuevas, museos chuléricos e infraestructuras gansas, no depende de la vocación y preocupación política de los altos barandas, sino de la gracia que le haga el color de cada ayuntamiento. Esto, que parece una perogrullada, es una perogrullada, pero no veas cómo jode verla escrita.

26.10.07

Propongo un trato

Este fin de semana, el anciano ese de Roma va a beatificar a 498 mártires religiosos de la Guerra Civil española. ¡Buenoooo, ya va a despotricar el Tíscar contra todo lo sagrado y los cimientos de nuestra fe!, habrán exclamado algunos. Tranqui, tranqui. Que no cunda el pánico, guarde usted las pastillas de la tensión, deje quieta la guillotina y vuelva a meterse los ojos para adentro, que así para afuera está usted muy feo. La estaca tampoco le va a hacer falta, supongo… Porque a lo que quiero llegar hoy es a proponer un trato. A ver: como por falta de ganas no es que me prive de pegarle letrazos a la Iglesia católica, voy a realizar el sacrificio no sólo de aguantarme, o sea de autocensurarme, sino también (y bendíganme por ello) de aceptar la mencionada beatificación como un ejercicio de Memoria Histórica a la manera facha, perdón, beatorra, perdón, ¿conservadora?, dejémoslo ahí. Son vuestros métodos y son respetables, entre otras cosas porque, como Dios no existe, es perder el tiempo. Pero, a cambio, ¿qué os parece que los demás sigamos desenterrando nuestros huesos pecadores, aunque sea sin beatificar, y les desempolvemos la condición de perros en cuneta sin que rechistéis más?

25.10.07

Los cuchillos repetidos

Leemos estos días las crónicas de los juicios a ese Jaén del fondo, de los trasfondos y las soledades oscurientas que finalmente estallan en un confeti macabro de sangre y semen, el Jaén de los arroyos color café con leche y con trapajos negros flotando, de los nítidos gritos que no queremos oír y las miradas torvas de las que no queremos darnos por enterados, puesto que con nosotros no van, de momento. La pequeña ciudad lagártica del queso en aceite y los besapiés se encapricha a rachas en parecerse profundamente a las honrosas urbes del crimen que tanto salen en los periódicos y en las tragicomedias de los programas de televisión. Hay un Jaén que se cuece en lutos anticipados por arma blanca, Jaén pasional de las ingles y las desesperaciones, cuchillos repetidos y ensangrentados sobre mesitas de café de casabarrio, entre sobres de sopa vacíos, Teleprogramas atrasados, ceniceros en forma de váter y una raya de cocaína a medio meter. Crímenes que se veían venir y que por eso parecía que nunca llegaban, compañías más absortas que malas, gorgoteos como carcajadas finales. Ese Jaén de los pañitos sucios y los cadáveres esturreados, conocidos, entrevistos, averiguados. Tan lejos de aquí.

24.10.07

El problema mundial

Bueno, hombre: pues ahí tenemos a un posible presidente del Gobierno español al que más bien le importa un pimiento padronés el cambio climático, entre otras cosas porque se lo ha dicho su primo, el catedrático de Física, que de eso sabe un huevo: “Mariano, oye, a ti que no te quite el sueño lo del cambio climático, ¿eh?, tú a lo tuyo, no te me vayas a entretener con tonterías, que tú siempre has sido muy tontero, desde chiquitillo, ¿te acuerdas cuando la tita te escondía los calcetines, los berrinches que pillabas?”. O sea que para Mariano Rajoy, el hecho de que el planeta este, propiedad de algunos, se nos pueda ir a tomar por retambufa “no lo podemos convertir en el gran problema mundial”. Claro, será porque ahora mismo su “problema mundial” es que unos cuantos españoles no logremos olvidarnos de algunos asuntillos propios de la pasada legislatura peperoncha, entre ellos las mentiras de aquel 11 de marzo de espantos ferroviarios en Madrid, por poner un ejemplo leve, casi sin importancia. Ay, dios mío, esta derecha es que no respeta ni tu obra… Si el problema mundial no es que el mundo agonice, ¿cuál es el problema mundial? ¿Jiménez Losantos? Pues mira, por ahí puede que sí.

23.10.07

Todavía hoy les engorda el pecho

Se preguntan los fachas con manifiesto pesar, con un palillo en el colmillo y mientras gargajean a su estilo, qué mal hace que una calle se llame División Azul, Muñoz Grandes, 18 de Julio… o que todavía quede algún Caudillo y alguna caudillada en pedestal de piedra. Y recurren a la Historia y su irremediable patente para que dejen quietos los recuerdos de un tiempo que todavía hoy les engorda el pecho y les abre los orificios nasales hasta casi el desgarro y la alferecía por hiperventilación. Se lo preguntan todos los fachas, ya digo, incluso los que ni lo parecen: esos que simplemente confiesan que son de derechas o, en todo caso, del Partido Popular de España. Bueno, pues, a mi puñetero entender, creo que de la Historia no se toma nota en las placas de las calles ni en el verdín de las estatuas, sino que ahí se homenajea, se luce con orgullo, se eleva a respetable la existencia de un asesino bajito de El Ferrol que pegó un golpe de Estado contra una República legalmente constituida y se apropió de un país, ¡España!, para emporcarlo de sangre, atraso, crímenes y moral católica durante cuarenta asquerosos años de paz para los vencedores e infierno y garrote para los vencidos. Eso es. Toma castaña.

22.10.07

Las cipotadas para los cipotes

Mira tú que ahora la chominá de la Z… A ver, no digo yo que el desenfado no esté bien, que lo está: pero para la gente normal y sana, porque a los políticos, máxime si campan en el poder, el desenfado les sienta peor que a un santo un porro en la boca. Plástico premeditado, interesado artificio. Yo es que no puedo evitar olerles el pienso que nos echan para tenernos entretenidos con la bromilla. Son hábiles. Basta con que nos escriban en la pizarra “prosperidaZ”, “accesibilidaZ” y “empleo de calidaZ” para que la importancia de esas palabras radique en el jijijí de la Z, en vez de en la obligación que tienen de tomárselas en serio, hacer de su significado un hecho y ganarse el sueldo a través de su efectividad, no de la ortografía. Vamos a dejarles el humor a los humoristas, la ironía a los irónicos, las cipotadas a los cipotones. Pero, sobre todo, que ni el humor ni la ironía ni las cipotadas se los apropie José Blanco, por el amor de dios, que el alipori prolongado no trae nada bueno a la salud. Al final se trata de ver quién es más gracioso con su vídeo o con su lema, qué creativos y asesores de campaña gozan de mejor pata contra el enemigo, y eso es opio del pueblo, más opio para el pueblo, legalizado, obligatorio.

19.10.07

Que os den, andaluces de Jaén

Cuando Miguel Hernández nos preguntó por el dueño de estos olivos en el famoso poema que tan tonticos nos pone, estaba mirando para Córdoba, Málaga y Sevilla. Y cuando, después, se le ocurrió aquello de “no los levantó la nada ni el dinero ni el señor” fue porque todavía no existía Hojiblanca, que si no, ya le hubiera enjaretado una rima y a tomar por culo los andaluces de Jaén, así que menos sentimentalismos, que con los vellos de punta y el pecho henchido de emoción no se come. ¡Laírgen, nene, qué vergüenza! Los de por ahí aliándose con grandes multinacionales para poner su aceite hasta en los tornillillos de las bisagras de las puertas de los iglúes, mientras que aquí, en el mar de olivos, en la leche que nos dieron, no nos salimos del platico en el que mojeteamos sopas para acompañar las habas y el bacalao, en tanto llegan los italianos a resolvernos la boda de la chiquilla y el todoterreno para fardar por el pueblo, ¡y tan agusto, oye! Anda y que inventen otros, que yo sus miro, me rasco las talegas, me peo y me quedo tan ancho hasta la aceituna que viene. Eso sí: luego se nos encoge el estómago cuando viajamos y no vemos Jaén en los aliños del papeo. Hay que ser cínico, ¿eh?

18.10.07

Y una caseta: Talismán - CC OO

A uno lo que le pasa es que está falto de cariño —como esos perrillos birriosos que agachan las orejas cuando te acercas a ellos porque se creen que les vas a pegar un tozolón—, por lo cual basta con que, nada más llegar, lo reciban a uno en la caseta con un bacardicola en cristal, un sombrero para taparse la calva —que se liga más sin calva— y el “caramba, carambita, carambirulí” obsequio del señor pinchadiscos, que se llama Diyei, para ser agradecido y contarles a ustedes en este fin de fiesta, corazones, que la caseta del pub Talismán y CC OO ha pegado el pelotazo de marcha y gentío durante la semana sanluquesa que hoy lloramos, por tan corta, en la que las criaturas jaenitas siguen sin ser tontas y acuden a donde hay buen filete. Suele pasar: tú coges a unos cuantos rojos de esos sindicalistas, con su don de gentes piquetero, los alías con la experiencia hostelera de uno de los pubes decanos de mi generación, le arreas sus buenas bimbás de mojitos alejados del aguachirle y lo que te sale es un casetón en el que dejarte las prótesis, de bailar, y la libido, de mirar tetacas y ombligos, sobre todo ombligos, a poder ser sin ensartar, que me da cosa. Y nada más. Ya mañana vuelvo a la mala follá.

17.10.07

Feria en el casco antiguo: Alcocer

El Alcocer es ese tipo de bar al que yo llamo “de medicina preventiva”, aunque también puede usarse como curativa sin que sus beneficiosos efectos dejen que desear. Porque están las hamburgueserías, están los kebab, están las pizzas, están las salchicherías de tomatillo y pimporra… Pero también está el Alcocer, que son palabras mayores, un respeto, haga usted el favor, no me mire así. El Alcocer es una farmacia en la que despachan “Almax” a la plancha y otros protectores del aparato digestivo. Uno va, se mete unos cuantos pildorazos recién preparados por la licenciada y señora de Pedro (de Pedro el del Alcocer) y a partir de ahí que le echen feria de día y de noche, con sus miserias garrafales, que el organismo sufre menos y la sangre permanece cabal. Y mira que te diga: no te preocupes tú por Pedro, el baranda, porque, pese a que el hombre siempre tiene cara de estar a punto de cerrar hasta mañana, no cierra, él te aguanta, es que esa es su expresión natural: él tiene cara de querer cerrar hasta mañana como otros tienen cara de llamarse Ricardo o de aguantarse un eructo. Y si logras la difícil potra de pillarte el encajonamiento entre la ventanilla y la barra…, niño, ahí te las den todas.

16.10.07

Feria en el casco viejo: el Deán

La de cañas gratis y raciones de guá que me estoy ganando gracias a esta serie de “Lagárticas” no te lo quiero ni contar. Interesadas “Lagárticas”, por supuesto: entre otras cosas porque me encanta dar la razón a los enemigos, que todavía se me rebotan más y espumarajean con mejor gracia, los chalaosperdíos. Ahora donde me apetece hincharme es en el Deán Plaza, así que allá voy, id pidiendo barriles de sobra, que no tardo ná. El Deán sí que ha sabido sacar la feria a la calle este año, con su chiringo en la plaza, sus sevillanas y sus “Siempre así”, y, encima, parece que el vecino ese ya no tira huevos, se agradece. Claro —dirán algunos—, lo que pasa es que los socios del Deán son ricos y por eso pueden hacerse los chulos… Pues mira, sí, son ricos, le sacan una pasta al negocio, y más ricos que se están haciendo al invertir en todo lo que podría hacerse asociativamente en otras plazas y otras calles jaenícolas si aquí los taberneros se perdonaran las deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores y se dejaran caer en la tentación. Uno es que está convencido de que la feria es de la calle, aprovechando que no llueve, porque para el bajo techo o la terraza lánguida ya tenemos todo el año.

15.10.07

Feria en el casco viejo: La Viña

Con La Viña hay prejuicios entre nosotros los progres culturetas asquerosos. Tú preguntas: “¿Nos echamos unas cañicas, nene?”. Y te dicen: “Bueno, venga, sí, que tengo un ratillo libre antes de volver a ponerme con mi profundo análisis de la obra del pietista Antón Chichirichi, ¿dónde nos vemos?” Y responde uno: “En La Viña”. Y van y se te escandalizan: “¿Ahí? ¡Anda ya, no me seas burgués!”… Como si al garito del Leonardo Cruz no entraran también tíos con mono, empresarios embargados y familiones de venacapacá y cuchiquetediga. Con decir que me dejan entrar a mí, incluso después de lo del Abuelo… De manera que, como es su costumbre, los progres culturetas asquerosos se pierden la gran tapa burguesa que, puesta a digerir, alimenta y se pega al riñón de todas las ideologías, eso fijo, además del trato que a todicos nos gusta, o sea el de cliente, o sea el de protagonista de tu negocio, que de llenacañas que parecen que te están haciendo un favor al atenderte estamos ya un poquito hasta los güevecillos, las cosas como son, y quien se pique que se quite del ajo. Además, en La Viña, San Lucas es más santo y la mal llamada “feria de día” le pega un vueltón a esa manzana de la calle Maestra.

12.10.07

Feria en el casco viejo: Consuelo

Me da a mí que, desde chiquitillo, el hijo del Tito Adri ya tenía pensado abrir algún día su Café del Consuelo en el callejón donde se crió. Él se salía a jugar, callejón arriba, callejón abajo, y de pronto se paraba y, rascándose la barbilla, acaso el cogote, acaso la barbilla y el cogote a la vez, extrañaba el gesto y se decía: “Aquí falta algo, me cago en el copetín, aquí falta algo”, pero como no daba con lo que era, decidía olvidarse del asunto y seguir jugando. Hasta que un día lo descubrió. Lo que le faltaba al callejón del Arco del Consuelo era lo que aparentemente no pedía el callejón del Arco del Consuelo: la destaberna, cucha tú: un local destabernado que embutir en la galería tabernuda de siempre, un conciliatorio entre las viejas y nuevas generaciones de ese tobogán de vinazo y Palomino al que ayer llamábamos pedanía jaenita, el abrazo amalgamado de las músicas del mundo con la del Fari, que en paz descanse, el garito que hoy destaca por destascado y en el que, sobre todo, eso que se llama café y, más que nada, los copazos de después de tapear con la rubiaca enana, caen mejor que la siesta que sacrificas y le ahorras al pikolín de tus meneos, dónde va a parar, tú hazme caso a mí, nene.

11.10.07

Feria en el casco viejo: El Pecado

Salíamos ayer de La Barra y, por una especie de inercia que yo creo que es olfativa o por ahí, nos íbamos a meter ya en el callejón del Arco del Consuelo, esa pedanía jaenita, mas entonces nos acordamos de pecar un poco en El Pecado de la Paca, donde también es feria, en tó lo que es la calle Conde, cascazo antiguazo do los haya en el Jaén de los cuestarrones. El Pecado es un restaurante al que por la noche van a engolosinarse los morritos y el paladar, mayormente, esas parejas sosegadas y modosas que todos hemos querido ser alguna vez o, en su defecto, que lo sean nuestros nenes; pero, a mediodía, y ya metidos en faena sanluquesa, ole que sí, te puedes pegar unas tapas de diseño y entretenerte después preguntándole a la Paca qué lleva esto, por qué leche está tan rico, cómo lo haces, jodía… El Pecado es uno de esos locales que siempre hemos visto y probado fuera de aquí, en otras ciudades, lo que pasa es que ya no nos acordamos. Alternativa al bar de siempre, a la ración marchando, con ese logotipo un poco vaginal que tiene, con esas mesas negras y con esa Paca sabia y cariñosa que es como un ama mesonera de estos tiempos que corren, no de los que pretenden parar algunos y hasta lo logran.

10.10.07

Feria en el casco viejo: bar La Barra


Los caracoles deberían estirar los cuernos hasta octubre y seguir llegando al bar La Barra para cooperar con la feria de día en el casco viejo, al igual que el toro estira el rabo hasta la cocina del local, las migas sus avíos y el cortijero su pisto, que es una palabra que siempre me ha hecho mucha gracia: pisto. Me troncho. El bar La Barra puede ser el comienzo de la andadura de esa feria tasquera y bulliciosa que, muchos —excepto los propios hosteleros, parece ser—, desearíamos en este Jaén lagártico y papafrita. Carlitos Barra, quien, como dice mi amigo Karames, da perfectamente el perfil del bachiller Sansón Carrasco, está entre el tabernero malafollá de toda la vida y el muchachote cachondón que juega a ser el tabernero malafollá de toda la vida. Inventor del Rosini, con su uva popular y sus efectos diuréticos, digestivos y alejadores del espectro de la impotencia, ha creado también un kit de morcillas palatapa, el cual uno se zampa entre piquitos y al compás de la morterá de cerveza que te coloca en un vaso igualico al que te pone la tita Carmen cuando vas a su casa a hacerle un chapuz, allí están desterradas las cañas, y que no te extrañe oír jazz entre cencerros, almocafres y sardinillas “El Decano”.

9.10.07

El aire de un Jaén sucio de peos

La capital jaenata es de las cinco más tóxicas de España. Lo dice, en su estudio “Calidad del aire en las ciudades españolas”, el Observatorio Español de la Sostenibilidad y lo publicaba ayer este diario sesentón que nada se calla. Los científicos aconsejan respirar poco, acaso lo imprescindible, el aire de Jaén, que tiene el oxígeno más sucio que el fregón de un hospicio. O sea que aquello de la ciudad pequeña en la que vivir es cómodo porque es barata y todo lo tienes a la mano, empieza a no valer mucho. Aquí nos envenenamos lo mismo e incluso más que en las grandes urbes, pero, encima, aburriéndonos, santiguándonos y saludando a los vecinos para estar a bien con ellos y que luego no las píen ni te condenen a la horca. Laírgen nene, qué cruz. Y dicen que el tráfico y la industria son los principales causantes de esas partículas tóxicas que se nos meten por las narices, pero me parece a mí que el Observatorio ese se olvida o quiere olvidarse de los peos, de los cuescos y de los follonazos del jaenita, no de los de naturaleza gaseosa (aunque también), sino de los que tienen su origen y su motor en la cloaca de una sociedad esclava que se castiga de conservadurismo, religión y arrepentimiento.

8.10.07

Pijo-pijo, el de verdad

Cucha tú lo que ha dicho el Mariano Rajoy, que su partido está lleno de currantes y no de pijos como el que aparece en el vídeo con el que las Juventudes Socialistas se chotean de las Mocedades Peperas. Por cierto, el actor que lo encarna es más malo que un dolor de oídos, pero no vamos a hablar hoy de arte dramático. De lo que vamos a hablar es de que, a ver, currantes claro que hay en el PP, y hasta obreros, esa cosa obscena y así como sinlacha que es un obrero de derechas y que, además, presume de ello; pero mira una cosa: si en este país —que se llama España y que nos queremos cargar unos cuantos desmembrándolo y casando maricuelas— un partido político ha dado legión de pijos arquetípicos, ese es el de Mariano Rajoy. El pijo-pijo, o sea, el de verdad, no el que se maquea de pijo en su casa del Políngano y sale por ahí a hacerse el pijo en busca de una Teresa borracha con la que pasar últimas tardes: digo el pijo auténtico, el de los dineros de papi, las jaquecas indolentes de mami y la lengüita fina, que es un tipo de chaval y de chavalita blando por fuera y comido de racismo, xenofobia, zoquetez y valores patrióticos por dentro. Ese pijo-pijo que dentro de unos años nos gobernará otra vez.

5.10.07

El melón de los tenientes

Ya han abierto el melón. “¡Peleeea, peleeea, peleeea!”, coreábamos en mi barrio mientras formábamos un círculo tatami en torno a los beligerantes enrabietados. Guerra entre tenientes: el Montané y el Cano. Tenientes de alcalde, quiero decir: uñazos entre concejales de distinta raza. Y qué mala fondinga tiene la frasecita que le ha dirigido el sociata al izquierduno: “El problema es que él tiene mucho tiempo libre y yo tengo mucho trabajo”. O sea que lo llama rémora, ocioso, trasto, y le advierte aquello de que mucho estorba el que poco ayuda, y lo echa a barato, y lo hace de menos. Repito: ya han abierto el melón, ya lo han empezado. A partir de ahora ya se sabe que la cosa es imparable, el melón se lo acaban. Todo por las competencias en la organización de la pobre Universidad Popular, que siempre ha sido un poco la furcia del Ayuntamiento: llevada por rastrojo y enterada de que las otras cobraban. Pues mirad, nenes, así empezaron los otros, ¿os acordáis? Así empezaron y casi acaban a hostias en la puerta de un hotel jaenino. Y bien que lo usábais contra el PP. Pero este es el estigma asqueroso del político: siempre cae en lo que critica, porque para lo suyo hay razones. Y nosotros aquí, mirando.

4.10.07

La maldición del Felipe Arche

Desde que, hace un pilón de años, el alcalde José María de la Torre telefoneara personalmente para citar en su despacho y explicarle la maqueta a un amigo mío que había puesto a parir en las cartas al director de un periódico el proyecto de un nuevo parque en Jaén, el Felipe Arche viene arrastrando su maldición de zona mal planeada, feorra como ella sola (porque mira que era feo el antiguo Arche, jopé, que parecía una venganza en frío) y rehecha y vuelta a rehacer. Ahora ya va por ochocientos mil euros el nuevo arreglo que los sociatas le van a hacer al golpe electoralista que los peporros enjaretaron a prisa y corriendo, pero yo estoy convencido de que ese espacio está maldito, lo que pasa es que nadie se da cuenta ni me hace caso, aquí se me toma a chufla. Pero lo aviso. Si los dineros que se ha papeado el Felipe Arche (gobernador franquista, ¿no?) desde que al De la Torre se le ocurrió perpetrarlo se hubiesen empleado en bautizar chinitos y evangelizar salvajes, te digo yo que medio mundo (o más) estaría rezando el rosario a estas horas con devoción y recogimiento. En el Arche, hagas lo que hagas, saldrá mal o será un peo, pero un peo muy caro. Tú pones allí un circo y se te cae el equilibrista.

3.10.07

El negocio de San Lucas

Pues razón no le falta al Montané. Hombre, es verdad que, dicho así, “la feria no es lugar para hacer negocio”, dan ganas de responderle que muy bien dicho: que la feria es lugar para que los caseteros donen dinero en pro de la diversión de todos y se metan el palizón a cambio de un “gracias” y de unas palmaditas en la espalda por lo bien que se han portado. Pero es que, a mi siniestro entender, la cosa va por otro lado. Y el lado por el que va la cosa podría ser el de algunas paellas pasadas y llenas de polvo, de estornudos y de toses de la gente, por las que te cobran un pastón de los de agarrarse a un paliposte y no moverse más, que si lo unimos a que muchos —no todos los— caseteros tienen al personal fijo sin contratar ni asegurar ni nada (luego se les desgracia uno y “tú di que te lo has hecho en la calle”), el asunto empieza a convertirse en gran negocio, el cual alcanza la categoría de inmenso negociaco ganso cuando se cae en la tentación de la garrafa, los que caen, y caen bastantes, zumbándote cinco y hasta seis boniatos por un estomaguicida cuyas sobras lo mismo usan después para disolverle la roña a la sartén de las migas. O sea que la feria sí es lugar para hacer negocio, por supuesto, pero sin estafar.

2.10.07

Referéndum y quema de fotos


Si detrás de ello no hubiera un afán de chupatierras fanático —un motivo nacionalista payaso, unas ganas de quedarse con el circo para ellos y para siempre—, defendería con exagerado gustazo la quema de fotos del Rey y la intención de referéndum del lehendakari Ibarretxe, al tratarse de dos manifestaciones de opinión en un Estado de derecho democrático y constitucional, ese cuento que nos cuentan. Pero como los que manejan dicha opinión no se conforman con ser unos anti españoles —cosa que me parecería incluso muy bien y hasta compartiría haciéndome el chulo—, sino además unos calentorros del cacho de terruño sobre el que los parieron sus madres (que es como ser españolista, pero de los rincones), pues se me esfarata la “Lagártica” radical, que es lo mío y lo que, en el fondo, a usted también le va, querido lector. No obstante, considero más serio lo del referéndum vascuence —habla, pueblo, habla, ¿os acordáis?— que hacer escándalo por arrimarle candela a unos pedazos de papel con la imagen del representante de una institución que no es de todos ni para todos los españoles, a ver si nos vamos enterando. Institución poco útil y muy gastosa, por otra parte. Aunque, eso sí, prolífica como ella sola.

1.10.07

Al vecino del Deán Plaza

Me va usted a perdonar, señora o caballero, que le saque un poquitín del anonimato que, seguramente, se tiene usted merecido, pero es que, como usted mismo no se da a conocer en abierto, he creído conveniente dirigirle estas líneas desde nuestro periódico provincial y convertir así mi “Lagártica” de hoy en un servicio público para hacerle llegar esta pequeña reconvención. Hombre, por favor, no nos tire usted huevos y tomates desde su terraza las noches que hay concierto o teatro en la jaenerísima y amenizada plaza Deán Mazas. ¿No le da fatiga? Y no ya porque la comida no se tira, sino también, y sobre todo, porque los últimos tomatazos, que buen tamaño tenían, pasaron muy cerca de criaturitas en carricoche a las que semejante agresión podría desgraciar seriamente. Las horas en las que usted se queja arrojándonos lo que muy bien podría formar parte de deliciosas pipirranas y sustanciosas tortillicas son muy tempranas, que ya se cuida el bar Deán Plaza de respetarlas; pero, si se siente usted molesto, creo que hay otras formas de hacerse notar más civilizadas que el tomatazo o el huevazo, armas con las que no hace usted sino incrementar la borriquería y la catetez que ya nos caracterizan.