31.10.08

Lo celebro

Celebro que los dieciséis gamberros catalanistas hayan sido absueltos por quemar fotos del Rey. Celebro que la monarquía en España sea cada vez menos intocable. Celebro que una institución que no se puede criticar ni rechazar ni poner en tela de juicio —porque sí, o sea por obligación—, se critique, se rechace y se ponga en tela de juicio. Qué tío el alcalde de Puerto Real, veremos cómo le sale la broma. Meterle candela a una foto del monarca es meterle candela a un papel con la plasmación del icono de alguien y algo con lo que no todos los españoles tragamos, pese a que la Constitución y lo políticamente correcto se empeñen en lo contrario. ¿Por qué? El Rey de todos los españoles. ¡Y un jamón que te comas! Celebro que la familia real no atraviese su mejor momento, celebro la caña al Borbón y a sus allegados, celebro los rebrotes republicanistas que extienden los brazos, crispan los dedos, emplatan los ojos y se preguntan “¿pero esto qué es, pero éstos quiénes son, pero esto por qué es?”. La monarquía es política, aunque sea de jarrón, pero acomodadísima y bien protegida por una especie de secreto de confesión e indulgencia tácita, y como lo que es, no debería parecernos sagrada, limpia, pura y mucho menos beneficiosa o inocua. Se la puede poner boca abajo.

30.10.08

Chimpón


Cuánta orquesta culta en el Festival de Otoño de Jaén, joé, cuánto grupete aviolinado de tíos pelijas y raros que se hacen los chulos porque son de por ahí y tocan Stradivarius de la colección palatina y otros pitos y otras tracas. Qué tostón. Pero si aquí somos casi todos unos catetos, hombre. Si aquí ni siquiera sabemos pronunciar Europa Philarmonie Magdeburg y Münchener Kammerorchester sin que se nos ponga cara de cipote y nos dé la risa. ¿Qué apacha boca a ti? ¡Ámonos de tascas y déjate de guachi-guachi, ni pollas, que bastante tengo con mi chiquillo aporreando el tambor de Bilore toldía, la madre que lo parió! Yo creo que esta gente de los Amigos del Festival de Otoño están influyendo demasiado en el Montané y obligándolo a traer esas cosas de charanga fina que se llevan una pasta por hacerles bostezar con disimulo mientras piensan en el Teixido que se van a papear en El Pilar en cuanto suene el chimpón de la magna pestiñada. Si ya hasta figura en las presentaciones ante la prensa la presidenta de la asociación, que además del Festival es amiga personal de Cristina Nestares y entre las dos cuchichean mucho sobre lo que es culto y lo que no, que las veo yo. ¡Más tías en pelota y más mariquitas chistosos es lo que nos hace falta, leche!

29.10.08

Retambufa

Una vez elegidos los dos mejores culos de España —bueno, al menos, los dos mejores culos presentados al concurso de culos denominado “Top Culo 2008”, pues yo podría hablar de un culo de aquí de Jaén, con sus nombres y apellidos, que le pega cien vueltas al de la ganadora, por no hablar del culo de uno de los finalistas, vaya culoncho de panadero, que cosa más fea, vean la contraportada del Diario JAEN de ayer, yo no me explico cómo un culazo tan rechoncho y zambombo ha podido llegar a la final, qué vergüenza, ¡tongo, tongo, a la calle ese culo!, pero en fin, corrupción hay en todas partes; sin embargo, el culo jaenita del que hablo, si se hubiera presentado, se habría salido por fuerza del top ese, porque es un culo sin par, un culo tan pingorotamente sexy que dan ganas de pasarse la vida bailando alrededor y de consagrar la vida a ese culo, un culo cuya función escatológica es impensable, inimaginable, pues por culos así sólo pueden asomar glorias y perfumes de marca, cantos de sirena y simpáticas serpentinas, ay si yo dijera de quién es ese culo, pero no, me voy a callar, no me vayan a demandar por un culo y me den por retambufa, así que me limito a limpiarme la baba y a terminar el entreguionado—, la vida vuelve a transcurrir con toda normalidad.

28.10.08

¿A quién?

Y a usted, ¿quién le gustaría que se convirtiera en un nuevo pobre a causa de la crisis, el paro y la quiebra, según nos avisa Cáritas, algo que puede llegar a afectar a cualquier persona o familia? ¿Eh? Venga, dígalo, dígalo, no se corte, si no se va a enterar nadie. Seguro que hay alguien por ahí que en alguna ocasión le ha restregado sus dineros y su poderío y le ha hecho ver lo miserable y lo rata que es usted, seguro que hay alguien por ahí que hace un tiempo le negó una ayuda, un favor, un préstamo, o que, por el contrario, le concedió todo eso para luego cobrárselo con las creces y las amenazas de la usura. ¿A quién le gustaría a usted ver en zapatillas de paño, dando paseos zombis, con los ojos perdidos, por las calles de su bonita localidad? Ahora es el momento de las cacareadas vueltas que da la vida, del agua que no beberé, del arrieros somos, de la venganza limpia que no te mancha las manos porque han sido Dios o la vida los encargados de ejecutarla. Pase usted a menudo por la puerta de Cáritas, a ver si se le hincha el papo de la satisfacción de ver a esa persona pidiendo un cartoncico de leche y un paquete de fideos finos. Es la hora del triunfo, es la hora de devolver el desprecio escupido, es la hora de dormir, por fin, de un tirón y babeando.

27.10.08

Esas cosas

El futuro hoy por hoy está en hacerse monitor de yoga, reiki y esas cosas. Bueno, futuro…, digamos futurillo inmediato, tampoco vamos a hablar de futurazo y mucho menos de futurón, con la que tenemos encima. El futurón siempre ha estado en estafar y en recalificar terrenos, no en el yoga, el reiki y esas cosas. Sólo en la Universidad Popular de Jaén, la avalancha de matriculados para hacer y que le hagan yoga, reiki y esas cosas viene a indicarnos lo malamente que tenemos los chacras (que son esos agujeritos del cuerpo por los que respira el alma), lo chuchurrida que nos luce la comunión con uno mismo y lo esfaratao que se nos ha puesto el conocimiento espiritual de nuestra propia existencia, ya ves tú. Yo se lo digo mucho a una amiga que hace e imparte yoga, reiki y esas cosas, le digo: te estás forrando con eso de desatascar gente, gachona. Pero ella hace caso omiso a mi comentario, me mira un chacra con el ceño arrugado, a ver si me lo he lavado bien esa mañana, y me pide otra caña y otro plato de pajarillos de huerta; no hay quien le saque un renuncio ni una escandalera brahmánica, qué coraje. Al psicólogo le están quitando trabajo, pero eso al psicólogo no le importa porque así tiene más tiempo y se apunta a un cursillo de yoga, de reiki y de esas cosas.

24.10.08

¡Patos no!

Mala época esta de crisis creciente para repoblar de patos el estanque del parque de La Victoria de los que cautivaron y desarmaron al ejército rojo y dieron por terminado el golpe de Estado para ponerse inmediatamente a aporrearlo en el nombre de Dios y de la gracia que tiene. Mala época, digo. Verás tú qué pronto, en cuantico estén bien gordonchos los patos de tanto comer gusanitos, gominolas y colillas, viene algún arruinado por la desaceleración y se los papea a la naranja, al chilindrón o a la fuá de la tomuá con periñón de potorrá, buen provecho. ¿Y qué, que no había patos de aquí, de Jaén, patos jaeninos? Pues no, son patos cordobeses. Qué vergüenza, tener que ir a Córdoba a por patos, los cuales han venido a quitarles el trabajo a los de aquí. A mí es que los patos me dan un poco de asco y de repelús. Yo no me explico esos picos, vamos, yo es que no me los explico. Y esa altanería chochona que se gastan, que parecen gerentes del Ayuntamiento recién nombrados. A ver si no hubiera estado mejor meter en el estanque una buena familia de carpas de colorines, que relajan más y son más humildes, que no te miran como si uno fuera cipote, o sea por encima del ala, ni hacen eso tan lascivo con la cola, como si les estremeciera un gustirrinín.

23.10.08

De la toga

Lo que pasa, maldita sea, es que hay errores subsanables, errores sin solución y errores que dejan en libertad a un hijoputa, a un puto perro reincidente que viola a niñas pequeñas. Eso es lo que pasa. Todo lo demás son corporativismos de clavo ardiendo, todo lo demás son visillos de humo negruzco culpando a la política, al Gobierno y a la falta de medios, todo lo demás es una patética gestión para lavar caritas y olvidarse cuanto antes de que un hijoputa, un puto perro reincidente estaba en la calle cuando debía llevar tiempo en la trena con el culo en pompa y una concurrida cola de caballeros en chándal detrás, guardando turno. Encima que al juez y a la secretaria culpables de su mal trabajo, de su torpeza, la cual le costó la vida a esa niña, apenas han recibido una caricia como castigo, sus compis tienen la santa cara de holgar y manifestarse. ¿Pero esto qué es? ¿Pero de qué leche va la Justicia en España? ¿Pero cómo quieren que tengamos confianza en la Justicia, en el artículo catorce de la Constitución y en toda la solemne zambombería que nos cuentan acerca de su efectividad y casi sagrada misión? Que no sean intocables esos señores y esas señoras de la toga, por favor, pues de lo contrario seguiremos pagando sus errores los de paisano.

22.10.08

Viandantes

La característica pachorra al caminar del ciudadano jaenita se convierte en desesperante flema ahora que las aceras del Gran Eje y La Carrera, por ejemplo, se estrechan por las vallas metálicas de las obras. El viandante jaenita es cansino por naturaleza en su desplazamiento urbano; el viandante jaenita no anda ni camina casi nunca, sino que pasea, casi siempre pasea, aunque tenga prisa (no es la primera vez que le dedico una “Lagártica” a este asunto sociolocomotor), aunque lo persiga un perraco rabioso; pero cuando el viandante jaenita se para, cuando se detiene el viandante jaenita, al viandante jaenita, a veces, dan ganas de increparlo con saña y un dedo tieso, sobre todo cuando se hace acompañar de más viandantes jaenitas y se ponen a cascar en corro justo en mitad de un pasadizo ya de por sí intransitable, y oye, tan tranquilos, como si no estuvieran taponando todo un tránsito peatonal, como si estuvieran de casquera en los mismos medios de la plaza de toros. Sobre todo las señoras bolsudas y los hombres culonchos, quienes además te ponen cara de “qué mala educación” cuando uno les pasa por mitad de la tertulia farfullando “¡hace falta tener un cuajo como un melón, la hostia!”. He ahí el viandante jaenita en todo su esplendor cachazudo. He ahí Jaén.

21.10.08

Al obispo

Hoy le replico, y de muy malos modos, al obispo de Jaén, así que háganme el favor de leer esta columna con los ojos cerrados, los oídos tapados y la boca abierta; y, si no es mucho pedir, recen por mí. A ver, arremete nuestro Ramón del Hoyo contra la asignatura de Educación para la Ciudadanía y se pregunta por qué tiene que impartirse a todos los alumnos de forma obligatoria y evaluable. Bien, pues vamos para allá. A lo mejor es porque con un dios que son tres dioses, una señora que parió virgen, un pobre hombre al que torturaron hasta la muerte y el chorro de santos, mártires, beatos y todo eso que se inventan no basta para que una persona termine de estar educada en valores de buena calidad y se enfrente a la selva del vivir provisto del conocimiento apropiado de los deberes, los derechos y el sentido común con que deberíamos manejarnos en sociedad. Que les metan dioses, leyendas y supersticiones a quien quiera y se deje, si no hay más remedio, pero que esa “sabiduría” no se quede sola y holguera en las tiernas mientes, que después vienen los pudrideros internos que producen la hipocresía y esa demencia de lo divino por encima de todo, por encima incluso de lo humano, que ya es necedad y delito. ¿Se entera usted, obispo? Pues hale, a seguir.

20.10.08

Las bragas

Lo que debería ser delito es que las mujeres no se dejen bajar las bragas delante de la gente, porque a lo que no hay derecho es a que te estropeen la gracia con remilgos. Ser un gran bromista, un tío gracioso de esos con los que te meas de risa, es muy importante en la vida hoy día: eres el centro de atención en las reuniones de amigos, te sientes admirado, los chiquillos te idolatran e intentan imitarte y no hay reunión festiva y hasta luctuosa que no cuente contigo. Es triunfar en sociedad. Y para ello, nada mejor que bajarle las bragas en público a una tía y que todo el mundo le vea el chiripipi, y si ya a la pava le da por correr con las bragas en los tobillos…, bueno, entonces es que crujes y te tienen que llevar a urgencias para que te reparen los estragos de las carcajadas. Pero, claro, las mujeres, como carecen totalmente de sentido del humor y además son muy borricas, no se dejan, se te revuelven, se sujetan las bragas y hasta te agreden. Así no hay manera de ser alguien en este mundo de nadies, así no hay manera de ejercer de frívolo número uno entre tristes de tercera. Menos mal que un juez de Jaén ha puesto a cada uno en su sitio y ha sentenciado que bajarle las bragas a una tía en público es una zafiedad, pero no delito. A ver qué se han creído esas creídas.

17.10.08

Otra foto

Pues yo me voy a pedir para la Feria de San Lucas que viene, como Adana, otra foto. No la de los “diez magníficos que han marcado más decisivamente la diferencia en los últimos cincuenta años”, puesto que no me merezco tanto y porque además son casi todos muy mayores y ya se sabe lo que pasa con los abueletes, que a la nada te están llamando “ñiño”, así, con dos eñes, y regañándote y mandándote a por sillas y a por buñuelos y gaseosas, un tostón. Servidor tiene que resaltar la diferencia generacional y, de paso, hacerse el chulo y el iconoclasta y el irreverente para que todo el mundo diga “cuchi el Tíscar, cuchi el Tíscar, desde luego…”. A mí me gustaría hacerme la foto con algunos personajes que no han marcado nada, ni diferencia ni gaitas ni papa dónde me llevas, que no tienen un duro ni son del Opus ni escriben como dios ni nada, pero que tampoco son transparentes y por eso no dejan de salir en las fotos: personajes vacíos, angustiosos, de mirada torva, mal peinados, con una teta caída, con los bigotes repuestos y la biografía espantosa, carguillos caídos en desgracia, desmigados de cara y con granos de arroz secos pegados en la corbata, beatos rijosos y dos o tres perros lamiéndose el cipotín. Más que nada porque, con esa tropa, uno sale más guapo.

16.10.08

Aniceta

Busco a Aniceta en la feria, el pan empapado en aceite y tomate que ponen en la caseta de este periódico está que te mueres, busco a Aniceta, me pongo joncho de pan con tomate y busco a Aniceta entre los periodistas, los políticos, los poetas y la gente que llena la caseta de este periódico, aquí Aniceta no está, una cerveza más, dos o tres rebanadas más de pan con aceite y tomate, ya van catorce, hoy no he desayunado mis ostras con manteca colorá, a lo mejor aparece, lo mismo está a punto de venir Aniceta, no viene, hay que salir a la selva sanlucona y seguir buscándola, par de ojazos bellísimos tras la barra de la caseta del Deán, pero ¿dónde Aniceta?, ¿por qué no Aniceta?, Gregorio el del Deán dice que no sabe si Aniceta ha estado allí, entre otras cosas porque no la conoce, qué caseta más apañá la del Dean, qué marcha tiene, lo que pasa es que sin Aniceta yo no me fío de tomarme otra copa, a lo mejor está orinando, o muerta, miro en los servicios, miro en los retretes, miro entre las piernas, llamo a los hospitales y a las clínicas psiquiátricas, me dejo el saldo, Aniceta no está ni aparece, miro en los turrones, no está, lo mejor será dejar de buscarla y empezar a reír como si nada hubiera pasado, como si la feria sin Aniceta estuviera igual de triste que con ella a cuestas.

15.10.08

Explotadores

Si restáramos el tiempo que le dedican a interrumpirse, a mandarse a callar, a discernir quién está en el uso de palabra y qué es el uso de la palabra, los plenos de la Corporación Municipal del Ayuntamiento de Jaén no durarían tanto, seguro que se aligeraban un par de horicas, algo es algo. Lo que no puede ser son las quince horas del pleno último, releches, que da hasta reparo eso de meterse uno en su camica sabiendo que enfrente de la Catedral nuestros santos salvadores, centinelas del Ronquío, andan dale que te pego al curro y que se van a comer el ochío en el escaño. Y que nadie les lleva un caldo de madrugada, ¿eh?, ni siquiera un vasito de leche con Eco o una caricia, un ánimo susurrado en la oreja y, si me apuran, un beso en la frente. En esas condiciones, dime tú a mí qué ganas van a tener de aprobar o desaprobar lo que venga tras nueve, diez, once horas aprobando y desaprobando cosas. Vamos, que lo mismo ya aprueban o desaprueban al buen tuntún la calidad estética del bostezaco que acaba de pegar la Beltrán, por ejemplo, o las veces que Alfonso Sánchez se ha palpado la nariz para ver si sigue en su sitio. Es verdad que los ciudadanos los queremos ahí, trabajando, pero tampoco les vamos a dar pie a que nos tomen por explotadores, que luego tó lo cascan.

14.10.08

Un coñazo

Sentarse un domingo a ver un desfile militar tiene que ser un coñazo de agárrate y no te menees, lo mires por donde lo mires y por más patriota que te pintes, por más lagrimones que se te caigan al pensar en la grandeza española, por más erecciones y flujos que te produzca ver un legionario despecheretado y caprino haciendo así con el puño y con el papo a pique del explotío. Un coñazo, sin más adornos. Creo que el PSOE está haciendo un poco el gamba al llevarse las manos a la cabeza por la metedura de pata de Mariano Rajoy. A la Leire Pajín esa no se la cree ni su tía cuando se estremece y amohina el gesto porque el paso de interminables soldaditos le parezca un coñazo de plan al líder de la oposición, quien al mismo tiempo hace el tonto excusándose con la cosa de lo coloquial y del comentario privado. No señor: lo dicho, dicho está, y ahora cuéntame películas. Sienta tú a la Pajín y échale el desfile, a ver qué clase de experiencia trascendental te narra cuando acabe el espectáculo. Lo que los políticos deberían aprender de una puñetera vez es que los instrumentos de sonido ya no son dos vasos de Danone unidos con un hilo, que ahora captan hasta el peo de una mosca, y dejarse de papanatismos, que lo coñazo es coñazo porque coñazo lo parieron.

Pregón de Feria

Jaenitas, jaenonchos, jaenonchas, jaenudas, jaenudos, jaenerines y jaenerinas, jaenacas y jaenacos, jaeninchis, jaenícolas todos; amigos y vecinos; forasteros que habéis «venío»; autoridades de la cosa esta; taxistas; cofrades; alabarderos; Cristina Nestares; primo Gerardo, que acabas de llegar de Santa Cruz de Mudela y apenas hemos podido hablar, ¿cómo está la tita? Bueno, ya me lo dirás, que ahora tengo que dar un pregón… ¡Gente!:
En realidad, esto de pregonar la Feria de San Lucas de la tierra de uno, además del honor y la emoción y la satisfacción y todas esas tonterías que se dicen para quedar más guay que la copón y hacerse el chulo y el emotivo delante de la peña, además de todo eso, digo, yo creo que es un pérdida de tiempo que no debería tener perdón, porque a ver qué pollas hago yo aquí pegando voces y vosotros ahí abajo escuchándome cuando la Feria está que arde de sábado y comienzo, de pinchito y salero, de tómbola, de aguaducho, de sombrero y escandalera, de triquitrí, de tracatrá, de «cucha tú», de «ay por dios» y con los meaderos todavía limpios, se supone. Que la Feria son siempre muy pocos días, por muchos que les pongan, y nunca les ponen tantos los tíos rácanos estos que reparten y nos gobiernan la diversión; que la Feria se pasa en «ná», que la Feria dura lo que dura dura y al final nos encontramos con que sólo nos queda el polvazo en los zapatos y en los perniles de los calzones y unas ganas de seguir que te cagas, con los chiquillos desolados y la cartera boquiabierta por el desconcierto. Así que voy a procurar ser breve, que no quiero que me guardéis rencor por haberos robado un tiempo de diversión con la leche el pregoncito, que ya bastante tengo, «jamía». Además me han dicho que a la cabalgata ya no la pueden sujetar por más tiempo, que los gigantes se han hecho fuertes y tienen a dos munipas de rehenes, los cabezudos carecen de consuelo por el mal rato que les estamos haciendo pasar y los cristianos andan intimando demasiado con los moros, para matar el rato, y veremos a ver si no los vamos a tener que separar a «chillíos» contrarios al mestizaje cultural.
A ver: yo no voy a poder hablaros de aquellas ferias de «ganao», con sus picaruelos tratantes, sus moscas licenciadas en Humanidades y sus mulas llenas de mataúras, que sé que es lo bonito por lo que tiene de blanco y negro y de nostalgia costumbrista: primero, porque yo no viví aquello, y segundo porque de eso ya se ha hablado en pregones quinientas veces y va a haber que ir renovando, que para pestiñazos repetidos ya tenemos donde elegir en la vida. Tampoco se me pone en el ánimo hacer historia de legajo y papelote y contarles, una vez más, que el Condestable Miguel Lucas de Iranzo regentaba por las noches un tenducho de moricas corpulentas que se peían con bravura en la cara de los degenerados jienenses y forasteros que pagaban para ello. Lo tenía por ahí por el Gran Eje, más o menos donde hoy está la Universidad Popular, y como ya sabe todo el mundo —porque mira que se ha repetido veces esta historia, más que la de «que le den por culo a Perales»—, una noche de parroquia escasa se le presentó San Lucas y, entre cuescazo y cuescazo de morica bigarda y entre las risotudas carcajadas del Condestable —porque mira que tronaba Jabalcuz cuando se reía ese hombre—, decidieron que Jaén iba a tener la última Feria del año, la más llovida, la más prieta y la más alejada del andalucismo hartizo, obligado y papanatas al que se estaban apuntando por ahí abajo. No señor: de esas leyendas, tan recurrentes y útiles para los pregones festivos, ya estamos un poco empachados, vamos a reconocerlo. Bonito papel haría uno si vuelve sobre los pasos de tantos pregoneros sanlucasianos que nos han frito con aquello tan jaenerísimo de la pastira enamorada, de nombre Josefina, a la que su padre —un tal Julián, apodado el Sangruza, emparentado con los Pollagorda según algunos eruditos insaciables que no tienen otra cosa que hacer más que tratar de demostrar que había vínculos familiares entre Pollagordas y Sangruzas—, aquella pastira, digo, a la que su padre, hace tres o cuatro siglos, no permitió salir de feria por no aprobar los amores que se traía con el chirri Jacinto, que era el encargado de soplarles la pelusa a los canutillos del puesto de vino dulce y de pincharles en el culo a los pisadores de uvas cuando paraban, que en aquellos tiempos eran dos gachones de verdad, más tarde vinieron los Derechos Humanos y hubo que sustituirlos por los muñecos que aterrorizaron nuestras infancias en tanto nuestros titos se ponían joncha la diabetes y, si acaso, te daban un traguillo, no sé yo qué era peor. ¿Es necesario, pues, que repita hoy aquí el consabido desenlace de la pastira Josefina y el chirri Jacinto, aquello tan terrible de terminar sus cuitas malamadas ahogándose a cosa hecha en sendos tinajones del aceite del churrero del puesto de al lado, que era de oliva sin más, ni virgen ni extra ni gaitas, el aceite de los pobres, y describir con esa fruición tan morbosa e innecesaria de otros cronistas cómo les asomaban las patas por la boca de los tinajones y cómo a la chiquillería hambrienta de la época le daba igual y seguía mojando chuscos de pan para hacerse un canto mientras el jolgorio y el «¡piri-biri-piri-biri-piri-bí!» de los coches locos no paraba alrededor de la tragedia? Historias de un Jaén antiguo y aburridísimo con el que nuestras abuelas nos untaban el «pralín» en el «bimbollo», sin sabérselas muy bien tampoco, como aquella otra del lagarto que resucitó, se bajó de la Magdalena al ferial, atraído por los bocadillos de la caseta de Izquierda Unida, sembró el pánico como es debido y volvió a reventar gracias al valor de unos cuantos caseteros, que le dieron a beber su mejor y más potente garrafón reserva Feria de San Lucas. Me niego, me niego, ¡me niego! Vamos a la feria de hoy, de ahora, la que está por ver y por mejorar, la que recordamos sin que nos la cuenten y la que esperamos contar el año que viene si el Montané quiere y el Segovia lo mantiene vivo.
Y eso que a mí me ha tocado pregonar la Feria de la crisis, bendito encargo, veremos a ver cómo bajamos al ferial, si cantando «ya huele a feria, ya huele a feria, ya huele a feria» o murmurando el «perdona a tu pueblo, Señor» mientras nos acordamos de los ineptos a los que les pagamos un pastón precisamente para que mantengan alejada de nosotros la mala ruinica que tenemos encima, debajo y a un lado. Pero bueno, en época de crisis, a mal tiempo, abrigo viejo, paraguas parcheado, depresión quitada a pescozones y sonrisa oriental de buen augurio y mejores ratos venideros. Qué remedio, si nos van a dar igual. Mientras la crisis no afecte al impresionante cariño que nos tenemos todos en la feria… Porque, eso sí, qué tendrá San Lucas que, entre «cuchi ese qué gordo se ha puesto» y «cuchi esa qué apañá está», te impulsa a darle a un abrazo incluso al hijolgori cuyo aceitillo de las bisagras del ataúd de sus muertos a lo mejor no has tenido más remedio que mentarle el día anterior, «contri» más si encima el pavo o la pava no te cae mal del todo y parece que hace un pilón de años que no lo ves, cuando la última vez fue la semana pasada. Serán los copazos, digo yo, o el polvillo que se te mete en la nariz (me refiero al albero) o esa sensación tan propia de las abuelillas en jarana, que cuanto mejor se lo pasan más desconfían de seguir vivas y con salud para la próxima francachela y no paran de estar a bien con todo el mundo. O puede que sea también esa cosa de campamento que tiene la feria, donde los perifollos duran poco emperifollados, las corbatas se ajan mucho antes de desaparecer de los gaznates, los hígados se confunden con el corazón, la boca se te seca de mala baba y el que se cabrea tira la garrota y cuando va a por ella ya la tiene rota. Siempre hubo ferias mejores, claro que sí, pero la buena es esta, la que toca, no me vengáis con chominás, y os lo dice y aconseja un feriero convencido, un feriero de los de dos de la tarde a siete de la mañana, como debe ser, con media hora para el bocadillo de panceta con chimichurri y sin derecho a siesta. Así que atended, jaeneros: esta es nuestra feria, nuestro merecido despiporre de cada año, y a ver qué crisis tiene huevos de venir a deslucirla, que le vamos a estar dando palos hasta que consienta venirse con nosotros de buenas a comerse unas migas tiesas, una paella con polvo y un turrón llenico avispas, y después a la noria, tres viajes, a mezclar dando vueltas.
Feria de día, feria de tarde, feria de noche y de madrugada; feria en el ferial, en la casa de uno, en el cocherón de tu cuñao y, por favor, hombre, vamos a ver si cuajamos de una puñetera vez la feria también aquí arriba, cago en el copetín, la feria que no terminamos de tener en el casco antiguo. ¿Y será por tascas, cojollos, será por tascas? Lo que pasa es que, claro, antes es más fácil tirar la catedral a huevazos que poner de acuerdo a un tabernero de Jaén con otro tabernero de Jaén. Y aquí lo que hace falta es consenso y menos mala follá, menos recelos: sacar los mostradores de lata a la calle, enchufar la goma de la cerveza a la pared, poner a berrear altavoces con muchos Chunguitos y muchos melenchones, espolear al mocerío, colocarse un rosetón en el pelo y hacer de este casco antiguo una caseta común, la más popular y la más nuestra, para que todo no sean Chilindrinas de esas sin gracia y concursos de pañitos, tú díselo a estos del Ayuntamiento y verás como no ponen pegas, que aquí las pegas las ponen la sangre gorda de algunos, y si las ponen nos revolucionamos, los dejamos encerrados en el salón de plenos y tomamos la ciudad a nuestro modo, que ya está bien de tibiezas, que los tenemos muy mal «acostumbraos», que se aprovechan de la quejica y a otra cosa, «qué mal está esto, pero ahora me tengo que ir a la casa, que me se pasa el arroz».
Pero antes de cometer disparates y cosas de mucha risa, propongo varios brindis para finalizar. Vamos a brindar por los recovecos de San Lucas, por lo que no veía el Condestable ni tampoco se fijan mucho los condestables de ahora. Brindemos por el destornillador mágico que lleva en el bolsillo de atrás el operario pelijas de los coches locos; brindemos por el pirulo distintivo (hecho de cartones de tabaco) del gachón que nos vende el Winston de contrabando; brindemos por la choni que vomita «to» lo que «sa metío» y por la otra choni que le sujeta la cabeza y le dice «vamos, Yeni, ni pollas, ca’venío el Yonatan y me quiero enrolláh»; brindemos por el arte que tienen algunos encargados de plancha en las casetas del papeo rascándose el ojete de media anqueta mientras le dan la vuelta a la morcilla; brindemos por la fecha de caducidad del turrón que uno consigue echándole monedas de veinte céntimos y por el cartel que dice que no es reglamentario chupar las monedas de veinte céntimos antes de arrojarlas; brindemos por la voluntad y la moral del pijandrón que se va a la feria vestido de rociero y con un tamboril colgado en la ingle en pro de no sé qué estampa; brindemos por la satisfacción que le entra a uno cuando pilla un sombrero de los bonicos para la Ainoha, que está que se parte y eso son puntos, con las ganas que tenía el angelico de pillar un sombrero; brindemos por los carteristas chinorris, por las rumanas floristas, por el colgado mocarrón que se te pega y te da la brasa, por el faldón de la camisa por fuera; brindemos por el tufillo a caca de tigre y a ropa tendida de payaso que nos viene del circo «Roma Dola»; brindemos por la sofocación que nos da a los timoratos eso de mear en los urinarios de reglamenteción masculina rodeados de mujeres vejigales que ya no respetan ná ni tienen vergüenza; brindemos por la sabiduría atónita o lánguida del que vende los tikets en la caseta esa que está siempre pelada de gente y a la que sigue sin entrar ni dios; brindemos por la baba en chorrito que riega los gajos de coco, por el gurruño muerto y renegrido de algodón dulce que nunca falta tirado junto a un charco, por los microbios que deja el tío en las bolsitas de cañamones cuando les sopla para abrirlas y llenarlas (de cañamones); brindemos por el puñetazo que nunca nos resistimos a darle a las máquinas esas de pegar puñetazos y que la puntuación nos diga que somos tremendos; brindemos por el toro al que van a matar en La Alameda, por el enano del que se van a reír en La Alameda, por la Mujer Jaenera que yo ya no sé si se sigue haciendo en La Alameda… El caso es brindar.
Queden ustedes en paz, jaeneros, forasteros, amigos, vecinos, primos, alcaldas, concejales, gerentes de la vida, Cristina. Viva Jaén cuando sale de marcha, vivan los jienenses cuando se apuntan y viva San Lucas cuando se deja la santidad en sus glorias y se viste de drag-queen para pasar desapercibido en su Feria.
¡«Ámonos» que nos vamos y diversión que te crió!

11.10.08

Pizarro

Hombre, a ver, yo no voy a sacar ahora la cara por el Josenrique Fernández de Moya, dios me libre, ni casi por nadie derechoto, las cosas como son, ya me conocéis, aquí todo el mundo sabe que estoy vendido al PSOE y no le falta razón en sus saberes, pero la rabieta del Juan Pizarro echándole la culpita de sus ciento cuarenta y tres adscripciones (frente a las dos mil ciento veinte del Josenrique) a la organización del próximo Congreso pepero jaení me parece un pelín chiquillona. Tío, Pizarro, si no pillas compinches en tu guerra contra lo establecido, será porque te falta la cosa esa del carisma o porque no ofreces los placeres necesarios, ¿no has podido planteártelo? ¿Tiene que ser culpa de terceros que no te quieran mucho, o al menos no tanto como a tu rival, siempre tan bien peinadico? Uno pide apoyos y hasta tabaco, cuando está tieso, pero ya se sabe que, ante el defecto de pedir, puede imponerse la virtud de no dar, y de hecho se impone, en estos tiempos de crisis y eso. Ese rebote no te pega, Pizarro, hay que saber abandonar cuando no cabe más remedio. Así es la vida. Deja tú al Josenrique que se lo coma un día la Solar, mi Inma, y verás que se vive mejor sin esperar más amigos que los que se te pegan solicos. Hazme caso, anda.

10.10.08

No, nada

Antes de ir mañana a la feria iremos al cementerio cogidos de la mano a rezar dos Padretuyos y tres Aventarías ante nuestros nichos juntitos y aún calientes. Tú, de gitana conversa; yo, de lacayo servil. Tras las oraciones nos sentaremos un rato en un banco de plástico, entre los panteones y los cuervos, a comernos los pistachos y las gominolas del aperitivo con que nos desayunamos todos los días para seguir en silencio y mirarnos las pestañas en busca de motitas y de pitarras, porque quien desayuna eso no puede hacer más que amarse, callar y mantenerse limpios los ojos que se ha de comer la tierra y el gusano Perico. Tal vez me lleve la petaca con el licor de moras que nos repugna, pero no estoy seguro, ya veré. Esperaremos así, en silencio, a que pase una vieja enlutada de hijo de su sangre para reírnos de ella y denigrarla con insultos muy tiernos y también festivos. Y entonces sí, nos iremos a la feria, caminando y sin cogernos ya de la mano, yo detrás de ti, mirándote el culo, y tú con tu cojera, cantando en inglés esas canciones francesas que te enseñaron en Sevilla dos malagueños de Austria sin cejas ni devoción. El ferial vivirá bullente, así que no tardaremos en perdernos para siempre entre el gentío. Es la feria que este año te propongo. Adiós.

9.10.08

Chóped chulo

De no querer percibir ni reconocer el pestazo de la crisis cuando se estaba cociendo, los socialistas del Gobierno han pasado a ponerles un “colchón” a los bancos y a las cajas de ahorros para que no quiebren y nos dejen sin un céntimo. Tiene mandanga. Los bancos son templos en los que se entra en silencio, se habla bajito y se sale en silencio, a veces incluso santiguándote con los billetes; pero ahora estamos viendo que también los bancos y cajas pueden llegar al griterío de un mercado en hora punta como se acaben los solomillos y empiecen a flaquear las coliflores, como desaparezcan las cebolletas y el chóped se ponga chulo. Pobres banqueros, qué mal rato deben estar pasando. Si nosotros, los neófitos en economía, los burracos, empezamos a sospechar de una brisilla de mal rollo catastrófico, qué no sabrán ya los que se conocen hasta el nombre de la suegra del que carga los pliegos de billetes para llevarlos a cortar a la guillotina: para esos, la brisilla debe de ser ventolera y empieza ya a despeinarles los cuatro pelos. Aquí las víctimas, allí los entendidos y los ejecutores, los dueños de la llave de la caja de caudales gordota, los que callan la desgracia colectiva en tanto solucionan la suya. Congélate el sueldo antes de que te desenchufen el congelador.

7.10.08

El folletaje

Es en las ferias temáticas o de profesionales donde el ser humano luce con más nitidez en sus chominaícas y en sus virtudes. A esa conclusión he llegado, cuchusté. Y, en ese mismo ámbito, también he llegado a la conclusión de que muchos políticos juntos y de pie son como enjambres amaestrados, como bandadas de pájaros naturalmente regidos por sus asesores y todo el chorro de peña que llevan detrás, que a un “¡chas!” inaudible entre los dedos de alguien se reorganizan y desplazan, todos a una y en perfecta posición jerárquica, y van a lo suyo con la indolencia de quien se siente importantísimo entre la plebe, pero de eso hablaré otro día, siempre que me dé la gana, claro está. Hoy hablo de seres humanos, no de políticos. Y pongo por ejemplo Tierra Adentro, que es un comedero y un bebedero habitual al que muchos ejemplares de nuestra especie acudimos todos los años como a un centro de auxilio social, lampando por una loncha de jamón, un vasito de vino y por los tres millones de folletos que recogemos como si fueran incunables y que al día siguiente tiramos al cubo de la mugre porque nos damos cuenta de que, sobre la mesa camilla o el taquillón de nuestra casa, ya no parecen tan bonitos como lo parecían en el mostrador del stand.

6.10.08

Biométrico

Léase el “¡eeeeh!” que sigue en el tono burlón de quien se ceba y reconforta en la desgracia ajena al tiempo que señala con el dedo: ¡Eeeeeh! Se lo dedico a los funcionarios del Ayuntamiento jaenino, a quienes ya no les va a servir para nada el sistema anterior de control de las llegadas y salidas currales, o sea el “palabrita del Niño Jesús” que me enganché a mi hora y dí de mano a la suya. Ahora les van a poner, ya les están poniendo, un fichadero, como a los modernos, como en las películas y en los telefilmes, para que el juramento tenga, además, validez informática. Y qué gracioso el concejal de Recursos Humanos, el José Manuel Colmenero, que dice que con este sistema se mejora la organización interna de la Administración local, cuando lo que en realidad quiere decir es que ya está bien de escaquearse, cojollos, y de soplarle durante una hora al café del desayuno. Así, así, así me gustan a mí los funcionarios, atadicos, con sus derechos y sus cosas, claro que sí, pero sin libertad absoluta, que eso no es bueno y aturde y confunde y marea y cuesta dinero. Sistema biométrico, se llama la cosa, dicha así en pedante. El PP de antes se gastó cuarenta mil euros en él y lo dejó arrumbado por ahí, ya lo instalaremos. Y es que con el PP de antes se vivía mejor, ¿a que sí?

3.10.08

Qué dirán

A la derecha jaenita le podemos y deberíamos negar muchas cosas. En realidad le podríamos negar todo o casi todo, más que nada por ese prejuicio dictatorial que tenemos los progres de izquierdas y por lo retorcidos que somos, que cualquier día va a venir el demonio y nos va a llevar de los pelos al infierno, sí señor. Sin embargo, lo que no le podemos negar a la derecha jaenita, y en particular a sus representantes en la tierra, o sea el Partido Popular, es que son muy de calle y hasta para echarse los perros les importa tres narices, un comino y medio pito el qué dirán. La riña entre mi Inma, la Solar, y el García Anguita, el edil, de la que nos hablaba ayer este diario, acaecida en las mismísimas puertas del Ayuntamiento, viene a confirmarnos, una vez más, que los conservadores de esta capital de provincia ya no se preocupan de guardar las apariencias —que siempre ha sido una cosa muy de derechas— y la verdad es que eso está muy bien. Es progreso, a lo mejor a través de la corrupción de las formas tradicionales, pero progreso es. Bronca a las claras fue también el afilado y valiente artículo con el que mi Inma, la Solar, le arreó dos castañas al Josenrique el pasado lunes en este periódico. Qué tía, mi Inma, qué rejo tiene. Yo así no puedo dejar de amarla.

2.10.08

La guita

Pedazo de esfuerzo les debe haber supuesto congelarse los sueldos al presidente del Gobierno, a la vicepresidenta, al Solbes ese de la voz ceniza y a todos los ministros y altos cargos del tinglado estatal; sueldos que van desde los 92.000 euros anuales que trinca Zapatero a los 146.000 que se embolsan los juezacos presidentes del Supremo y del Constitucional, pasando por los barandas autonómicos, mandos militares y tíos grandes de la pestañí y los picoletos. Etcétera. Qué ruina para una casa, pero qué gran ejemplo ante la crisis para todos los españoles. A eso se le llama apretarse el cinturón italiano de piel y mucha marca, otros deberíamos imitarlos en pro de la economía de nuestro país y tirarnos un poco más de la guita, aunque por ello echemos los calostros por las orejas. A ellos qué más les da la crisis. ¿Usted se cree de verdad que a esa gente le afecta la crisis? Nos meten en ella, por ineptos, y mientras siguen cobrando sus pastizales para ver si nos sacan, el que tiene que apechugar es usted, viandante, autónomo, parado, ama de casa, contratado basuriento. Ellos ya se limpian la conciencia impidiéndose a sí mismos cobrar más (hasta que escampe) de los quince y hasta los veinticuatro millones de pesetas al año. Ea, como tienen estudios…

1.10.08

Morcillas

Pregúntale a cualquier presidente de comunidad autónoma española si el grado de las exigencias al Gobierno central en beneficio de su territorio depende del partido que pernocte en el Palacio de La Moncloa. Te dirá que no, por supuesto: te dirá que su principal preocupación es su comunidad autónoma, al margen de partidismos, incluso puede que hasta se ponga lírico y añada que para eso lo ha elegido su electorado. Pregúntale a Chaves. Por lo de la deuda histórica. Pregúntale. Pregúntale qué habría pasado si, hace unos años, José María Aznar le hubiera propuesto saldar parte de la deuda con suelo andaluz. Je je. Es más: je je. Insisto: je je. Vete tú a cobrar los quinientos cuarenta euros que te debe el gachón ese tan feo de la charcutería y que te salga con que te los paga en morcillas. ¿Quinientos cuarenta euros de morcilla? ¿Por dónde se las mete? Dí, por dónde. ¡Que lo digas! ¿Por dónde se mete las morcillas el tío ese tan feo de la charcutería? Otra cosa es si el de la charcutería es tu hermano, tu primo, tu tía la viuda, tu amiga. Entonces qué. Qué. A ver, qué. Pues que se considera lo de la morcilla, no es tan disparatado, las cuentas se ajustan, nada huele a estafa, sólo huele a morcilla. ¿A qué huele sólo? A morcilla.