15.10.08

Explotadores

Si restáramos el tiempo que le dedican a interrumpirse, a mandarse a callar, a discernir quién está en el uso de palabra y qué es el uso de la palabra, los plenos de la Corporación Municipal del Ayuntamiento de Jaén no durarían tanto, seguro que se aligeraban un par de horicas, algo es algo. Lo que no puede ser son las quince horas del pleno último, releches, que da hasta reparo eso de meterse uno en su camica sabiendo que enfrente de la Catedral nuestros santos salvadores, centinelas del Ronquío, andan dale que te pego al curro y que se van a comer el ochío en el escaño. Y que nadie les lleva un caldo de madrugada, ¿eh?, ni siquiera un vasito de leche con Eco o una caricia, un ánimo susurrado en la oreja y, si me apuran, un beso en la frente. En esas condiciones, dime tú a mí qué ganas van a tener de aprobar o desaprobar lo que venga tras nueve, diez, once horas aprobando y desaprobando cosas. Vamos, que lo mismo ya aprueban o desaprueban al buen tuntún la calidad estética del bostezaco que acaba de pegar la Beltrán, por ejemplo, o las veces que Alfonso Sánchez se ha palpado la nariz para ver si sigue en su sitio. Es verdad que los ciudadanos los queremos ahí, trabajando, pero tampoco les vamos a dar pie a que nos tomen por explotadores, que luego tó lo cascan.

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