8.10.07

Pijo-pijo, el de verdad

Cucha tú lo que ha dicho el Mariano Rajoy, que su partido está lleno de currantes y no de pijos como el que aparece en el vídeo con el que las Juventudes Socialistas se chotean de las Mocedades Peperas. Por cierto, el actor que lo encarna es más malo que un dolor de oídos, pero no vamos a hablar hoy de arte dramático. De lo que vamos a hablar es de que, a ver, currantes claro que hay en el PP, y hasta obreros, esa cosa obscena y así como sinlacha que es un obrero de derechas y que, además, presume de ello; pero mira una cosa: si en este país —que se llama España y que nos queremos cargar unos cuantos desmembrándolo y casando maricuelas— un partido político ha dado legión de pijos arquetípicos, ese es el de Mariano Rajoy. El pijo-pijo, o sea, el de verdad, no el que se maquea de pijo en su casa del Políngano y sale por ahí a hacerse el pijo en busca de una Teresa borracha con la que pasar últimas tardes: digo el pijo auténtico, el de los dineros de papi, las jaquecas indolentes de mami y la lengüita fina, que es un tipo de chaval y de chavalita blando por fuera y comido de racismo, xenofobia, zoquetez y valores patrióticos por dentro. Ese pijo-pijo que dentro de unos años nos gobernará otra vez.