8.2.10

La chominá

La chominá: la chominá es como el polvo, como la pelusa, como el viento y el agua; la chominá es como la tos, como el mal pensamiento, como el duendecillo púrpura de la desdicha y los soliloquios agoreros; la chominá no repara en gastos ni en distancias. La chominá se cuela en todas partes, nadie está a salvo de la chominá. La chominá es impredecible, como los terremotos. La chominá viajó la semana pasada a Washington a recitar plegarias en el Desayuno Nacional de Oración de los Estados Unidos. Mira tú que la chominá. La chominá tiene mucho morro y es capaz de meterse en medio de un encuentro político internacional. La chominá chupa cámara como Mocito Feliz. El agnóstico ZP se va a rezar con Obama y pretende salir del trago escogiendo un pasaje socialista de la Biblia que habla de jornaleros y de todo eso que los socialistas españoles ya han olvidado. Qué chominá. La chominá obliga a hacer chominás, es muy tirana, créetelo: la chominá es más tirana que ná. En cuanto aparece lo organiza todo a su modo y entonces las chominás se encadenan y no hay quien pare. Obama dice que Zapatero es su “querido amigo” y eso es una chominá. ZP reza en español no porque sea la lengua en que se rezó por primera vez en América, sino porque no sabe una papa de inglés.

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