19.2.10

La Cámara

Mira que suena antiguo eso de la Cámara de Comercio. Suena a polvo de buró burgués, a retrato movido en sepia, a sombrero canotier, a chaleco con reloj de bolsillo, a adoquinado, a paseíto repetido para ir a la Cámara de Comercio a despachar unas diligencias y después a la tertulia del café a departir con el farmacéutico, el notario y un próspero industrial de saneamientos llamado don Severino o don Cosme o don algo así. Suena rancio, suena abuelo, bisabuelo, suena a “género” en vez de “productos” o “artículos”, a “alcoba” en vez de “dormitorio”, a “mocerío” en vez de “juventud”, a “bacina” en vez de “escupidera”. Ahora la Cámara de Comercio de Jaén está de elecciones a presidente, ¿se han enterado ustedes? Pues eso, que está de elecciones, lo dicen los periódicos y nosotros nos lo creemos, por supuesto, otra cosa muy distinta es que nos importe un pito rechupado al común de los jaenotas. ¿Qué es la Cámara de Comercio? ¿Para qué sirve la Cámara de Comercio? ¿Qué hacen los de la Cámara de Comercio? ¿Hacen fotos de tiendas? ¿Les guardan los congelados a las pescaderías? Creo que alguien debería convocar rueda de prensa y explicarlo. Mientras tanto, nos quedamos con lo antañón que suena: a cataplasma, a Tío del Bigote y a querida a la que le pones un piso.

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