27.2.09

Más tranvía

A ver, rectifico mi columna de ayer: quien dijo lo de la “sinvergüencería” del equipo de Gobierno con respecto al pleno extraordinario del martes, sobre el tranvía, no fue el portavoz municipal del PP jaenino, Miguel Ángel García Anguita, sino Miguel Segovia, viceportavoz, cosa que me extraña sobremanera, pues el Segovia no es un hombre que se caracterice precisamente por sus excesos verbales ni por la adustez en sus argumentos, pero en fin, la política da estas sorpresas. Justa es la enmienda y las disculpas por haber puesto en boca de un nombre lo salido de la de otro. Por lo demás, la “Lagártica” de ayer me la pueden seguir leyendo igual, con la misma fe, devoción y dedicación a la que ustedes me tienen acostumbrado. Y ya aprovecho las líneas que me quedan para volver a preguntarle al PSOE y a la IU mandantes: ¿quién ha pedido en Jaén un tranvía?, ¿por qué tanto interés por cumplir una promesa electoral que nadie había demandado?, y para recordarles que en la capital seguimos teniendo un servicio de autobuses urbanos de lo más atrasado, con esas paradas mudas y sordas, ¡y con ese torno pestiñazo!, pero que por lo menos te llevan al barrio, a los barrios del trastero, mientras que el tranvía sólo nos va a acercar. Hale, hasta el lunes.

26.2.09

Vergüenza

No, Miguel Ángel García Anguita, portavoz del PP, no. Lo que hicieron los sociatas e izquierdunos en el Pleno extraordinario del pasado martes no es “una sinvergüencería”, como usted dijo en la rueda de prensa posterior a la estampida que su grupo pegó cuando se sintió acorralado por su propio despropósito. Si tenemos que hablar de vergüenza, mire usted, vamos a hablar de vergüenza, pero de la buena, de la de verdad, no de la que ha creído ver un enfurruñado al que no le salen bien las cosas y patalea haciendo puchericos. Vergüenza es la que da una oposición que se opone o no se opone según le convenga, vergüenza es la que inspira un partido político gastando los dineros públicos en un pleno solicitado a modo de balcón de improperios, vergüenza es la que debería sentir un portavoz que pierde la voz y los papeles por no poderse aguantar más las ganas de bronca (no de la conveniencia de un tranvía en Jaén: de bronca). Vergüenza es la que pudimos ver en el semblante de algunos de sus propios compañeros mientras a usted le pegaban el palizón que le pegaron los rojos el martes, dejándole sin razón, sin argumentos y más en bragas que una vedette de pueblo. Vergüenza es la que uno siente cuando la farsa política se muestra con tanto descaro. Eso.

25.2.09

El Plenín

Laírgen, nene, la primera vez que asisto a un pleno y dura cincuenta minutos. El de ayer, el de las doce, el extraordinario del tranvía. La cosa empieza coñazo, con Lectura Según Acta de la alcalda Puri, y cuando se meten en faena, cuando se meten en caliente, con el teniente Cano hablando de habichuelas pegadas y de arroz pasado, con la Elenita llegando tarde, va la Puri y va el Manuel López y se comen al García Anguita a la primera, de un bocado y sin palillo después para sacarse los despojos. Si alguna vez he visto al PP de Jaén hacer el gilí (o el desunido, da igual) fue ayer, en el Pleno. Cómetela: empiezan diciendo que no tienen ni idea del proyecto tranviario jaenino, y a los pocos minutos se defienden de la defensa alegando que ellos conocen perfectamente el proyecto tranviario jaenino. Toma castaña. Chúpame este ojo. Si alguna manera muy sana hay de hincar el diente y desgarrar tendones es cuando te lo ponen en bandeja. La alcalda Puri estuvo sembraíca devorando derechotes en tan poco tiempo, pero no es mérito suyo, sino de la tontuna del PP, que convocó Pleno para lucirse y al final se me rebota el Anguita, me patalea y se largan todos, con alguna increpación del público incluida. No hay peor cautivo que el que se encierra a sí mismo.

24.2.09

Narizotas

Este Carnaval hemos visto a mucha, a demasiada gente disfrazada de innecesaria. También la hemos visto disfrazada de lo de siempre, o sea de bruja, de pilingui y de payaso, incluso gente con una enorme catalina con moscas en la cabeza; pero menos. Este año, el disfraz de innecesario se ha impuesto hasta el punto de tocar el abuso, qué falta de consideración. ¿Tú de qué vas, tú de qué vas? Yo voy de fanfarrón, yo voy de tío pamplinas, yo voy de niñata cascorrotera, yo voy de tragahostias, yo voy de importantaco, yo voy de pijeras sin afeitar… Tú vas de innecesario, hombre, tú no tenías que haber salido hoy, tú vas de ocupar espacios vitales y urbanos sin ningún derecho, tú vas de primate extinguido por causas sensatas de la propia naturaleza, así que mejor harías quitándote eso y yéndote a tu casa. Si el Carnaval nos da la oportunidad de vestirnos de lo que no somos y querríamos ser (mujer, hombre, inteligencia, cafetera, psicópata asesino en serie, pescadito de la mar salada, felicidad), no sabemos a qué han venido este 2009 tantas caretas de fabricación biográfica y sin las gomillas que recomienda la buena educación, tantas narizotas de gachón encabronado ni tantas plumas de pajarraco con el gusano atravesado en el gaznate.

23.2.09

En un ring

La soledad del triunfador es una tontada que se arregla yéndose todas las tardes al hogar del jubilado a echar un dominó y doce o trece párrafos, lo que pasa es que al triunfador suele darle asco la vejez y considera el dominó un pasatiempo zafio, así que el triunfador la pela de gorda y sigue solo. Que le den. El perdedor, el fracasado, sabe que es bello y poético y que arrastra su grisura con cierto donaire, los nenes lo señalan por la calle con respeto, pero tampoco quiere que lo vean sentado en el váter con las primeras luces del día, tosiendo entre baldosines y preguntándose si habrá papel higiénico o tendrá que verse obligado una vez más a utilizar los trocitos de su biografía. Al éxito le gusta acostarse con el fracaso, después se casa con el honor; al fracaso lo que le gusta es acostarse con alguien, le da igual con quién, y no se casa ni con su padre. Los perdedores hablan mucho, cascan más que Perendola, no hay silencio que no rellenen, mientras que los ganadores callan y apuntan en un cuaderno caro de esos de la gomilla. En un ring, acaso en un tatami, fracaso y éxito darían un espectáculo aburridísimo, ya que ninguno piensa partirse la cara por tan poca cosa y las apuestas no pasarían de unos chatos y unos boquerones en vinagre. Qué ricos.

20.2.09

La caza

Eso es lo mismo que si a mí me pillan en el “Más y Más” robando una bayeta Vileda —tal y como acostumbro, aunque no me han pillado nunca— y en mi descargo alego que claro, que cucha tú, que así ya se puede, con cámaras de seguridad no vale, mira tú qué listos. Igual. Al Partido Popular le han pillado una presunta trama de corrupción y no se le ocurre otra cosa que echarle la culpa a la cacería en Torres del juez Garzón y el ministro Bermejo. Hablaran esos dos, entre tiro y tiro, del asunto o no hablaran esos dos, entre tiro y tiro, del asunto, ¿qué más da? Pues anda que no se arregla y se desarregla el país y a las criaturas fuera de los juzgados, del Congreso y hasta de España. Si los chaletitos apartados en la sierra hablaran, madre mía; y las pistas de tenis, y el bar de la esquina, y los puticlubes, y los restaurantes, y las misas córpore insepulto… Con cacería o sin cacería, el caso es que os han pillado, así que no vengáis ahora con chominás cinegéticas. ¿Que esas cosas de los perdigonazos carísimos y la política entre pólvoras huelen a Franco? Pues sí, mire usted. Apestan. Lo que pasa es que este país siempre ha sido muy aficionado a dispararle a lo que salte, y que todo lo que vuela a la cazuela, ya sean perdices, venados, lagartijas o enemigos.

19.2.09

Por hartura

Además de gentuza atea, lasciva, alborotadora, fascista, torticera y mamarracha, uno suele juntarse también con personas honestas, abiertas, sinceras, coherentes y emprendedoras. Emprendedoras hasta que, claro está, dan con la administración pública: con los ayuntamientos, las juntas, las diputaciones y los organismos dependientes que requieren sus servicios y les encargan trabajos que, después, una vez hechicos, tardan en pagarles tres y hasta cuatro años, asfixiándoles de tal modo que cuando llega el pago lo mismo la pequeña empresa ya ni les existe, porque se murió cuajada de moscas. Y no veas cuando hablamos de cultura. La cultura, como es el área guarra y sin importancia de cada administración, a la que van los despojos del presupuesto, puede ir esperando o reventando, que eso da igual. Y como esa gente es buena gente, no los mamarrachos de antes, pues les da como cierto reparo pedir lo que les corresponde en el menor plazo posible, sin saber que a esos borricos de los dineros públicos lo que hay es que insistirles y darles el coñazo una y otra vez para que, aunque sea por hartura, les dé la gana de meter lo tuyo en presupuesto de una puñetera vez. Así funcionan, lamentablemente. Y así hay que soportarlos o pasar de ellos, tú verás.

18.2.09

Señol jué

Señol jué, pasi usté más alanti, y que entrin tos esos, no le dé a usté ansia, no le dé a usté mieo. Si de güerga sus habís puesto, yo sus alabo y sus respeto, que naide soy yo pa dudá de sus razones y aprietos. Pero mire usté, señol jué, yo no sus entiendo. ¿Onde sa visto que el jué, curtivado en mil aspetos, se ponga de paro y de güerga como si fuera un pocero? Que la gente ya no calla, eso es del toíco cierto, que los jueces no son reyes ni santos ni adoraeros. Que las meteúras de pata se pagan como se pagan los yerros, como pagan los condenaos sus penas y sus tormentos, condenaos que usté empestilla para que ganen los güenos. Eso ta bien, señol jué, pero atiéndame usté un momento: ¿se me va a poné de güerga por un quítame allá esos pelos? La criaturica Mariluz tié muncho que ver con esto, ¿o me va a decir usté, señol jué con juramentos, que la muelte de esa ñiña, a manos de un mal liberto, no ha sío la razón primera que sus encendió estos fuegos? Apenas castigan al jué que, seguro que sin querelo, dejó a un hijoputa en la calle que debería está preso. Y la chusma que sus toma por torpones y por huesos, y ustedes que no se creen tanta farta de respeto. Que la justicia ta mala, que la justicia no es eso. Pero de güerga los jueces tampoco tendrá su arreglo.

17.2.09

Las pilas

En toda la ciudad de Jaén no hay ni un solo contenedor para pilas usadas. Esto ya lo sabíamos, pero cuatro colegialas jaenitas, la María, la Beatriz, la Carmen y la Begoña han salido para recordárnoslo en la edición de ayer de este periódico. Ellas promovieron una campaña en su instituto y se han juntado con dos millones de pilas y ningún lugar para depositarlas sin contaminar. Ni el Ayuntamiento ni la Junta les ofrece una solución. Y yo me pregunto, pues: si ahora les da por lavarse la cara a estas dos instituciones y colocan contenedores para que ni las niñas ni nadie les molesten más con la leche las pilas, ¿adónde van esas pilas? Me temo que al vertedero común. O sea que poner contenedores es igual que el que tiene tos y se pee. En muchos casos, lo del reciclaje no es más que apariencia, fachada, engaño. Las campañas han conseguido que el vecino te mire como a un criminal si te ve asomando un bote de Dan’up por la bolsa de la mugre orgánica. Habría que mostrarle a ese tío el destino final de ese bote. Reciclar es caro y no todas las administraciones están dispuestas a gastarse los cuartos en eso, aunque lo de los contenedores es sagrado, sobre todo en época electoral. Por lo pronto, esas cuatro jovenzuelas de las pilas ya saben con quiénes se las gastan.

16.2.09

Probablemente

En Málaga la tienen, en Sevilla se lo están pensando. ¿Llegará a Jaén? Ay, dios mío de mi vida y de mi corazón, ¿llegará a Jaén? Crucemos los dedos y pidámoselo al altísimo con todas las fuerzas de nuestra fe envasada al vacío. Que venga a Jaén, que venga a Jaén, que venga a Jaén… Habría que ver la cantidad de soponcios en cadena que se producirían al paso de los autobuses con publicidad atea en esta ciudad lagártica y beatorra que reza su repertorio potaje sin sacarse el hueso de aceituna de la boca; habría que ver, con mucha risa, esos rostros regordetes y cárdenos demudándose y resoplando espachurreces por tenerse que ir andando antes que montarse en un servicio público del infierno. “Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida”. No tienes huevos, Castillo, de poner eso en tus autobuses. Y haces bien, porque si ya hay gamberros que te tiran piedras por pura y simple cafrería, no quieras ver qué clase de patuzcazos tendrías que soportar, éstos también por cafrería y gamberrismo, pero piadosos y por la buena causa de la devoción, o sea muy justos y necesarios. Menudos somos aquí para agredir en nombre del señor, de la virgen y de los muñecos. Carácter jaenero, integrismo católico melenchón, besitos al cura.

13.2.09

Llámame, tía

Oye, Solar, mi Inma, cucha que te diga: que te voy a dar cañilla hoy. Ya sé que te tenía un poco olvidada, perdona, pero es que, mujer, tú tampoco pías tanto como antes, ¿eh? Que para sacarte una de aquellas gloriosas columnas que me dabas hay que atarle los cataplines a san Cucufato, cachi en los mengues. Ah, por cierto, antes de entrar en faena, ¿ande te metes, tía? Te recuerdo que me debes unas cañas, que del día de la Inmaculada hace ya dos meses, a ver si ahora te me has vuelto roñica. Llámame y nos vemos en La Viña o algo, ¿ok? En fin, vamos al curro. ¿No te parece, Inmaculada Solar, concejala del PP jaenacho, mi Inma, que lo que despotricabas el otro día contra la política económica de los rojos municipales no es más que un diente por diente y culo porculero de lo que os decían a vosotros cuando os cargabais las arcas y nos teníais a dos velas sin pabilo o rabillo de encender? Toma ya. Dinos cuánto te alegra el “desastre” de las cuentas de la alcalda, pese a que esta circunstancia afecte negativamente al ciudadano que te puso y te sigue poniendo ahí, ahora en oposición buitraza a la espera de la catástrofe que os recupere en votos. En tus palabras no hay política, hay malafollá y ganas de poder. Deja respirar, niña, y vamos a respirar juntos.

12.2.09

Bestias

Ni dioses, que no existen, ni hombres, que son nadie, tienen el más mínimo derecho a decidir si debo morir o seguir viviendo. A mí que no me venga un Berlusconi ni un Menganito ni un chalao perdío a decirme lo que me toca con respecto a mi vida. Si la lucidez y la consciencia me dejan, decido yo; pero, si no, que decida la soportabilidad del sufrimiento y la desesperanza de mis familiares. Esto es sagrado, joder. Esto es lo sagrado y no las sandeces que se inventan para quedar a buenas con sus demonios domésticos. Un pedazo de carne en coma durante años, criando escaras, sin vuelta atrás, no es una vida, no es vivir, a ver cuándo leches se van a enterar los chupadioses y los cagamorales que meten las asquerosas narices en todo menos en lo que les incumbe, y lo que les incumbe a los chupadioses y a los cagamorales es rezar por el futuro de sus huesos y dejarnos en paz de una maldita vez a los que procuramos vivir con coherencia y lógica y buenos sentimientos. Bestias, que sois unas bestias. Legislar el “sufrimiento sí porque lo digo yo” es de sádicos, de gente muy baja, de criminales. “Quiero vivir” y “Quiero morir” son los lemas de la libertad absoluta del ser humano, de una libertad tan honda que no entiende de papeles, ni siquiera de opiniones. Bestias.

11.2.09

El moneero

A cambio de la panzá de regalos que se llevan, los ministros nos dejan frases y consejos cuando vienen a Jaén. No sé yo si eso es negocio, ¿eh? Mira tú la Bibi, la ministra, la Aído, la miembra, que viene, se pone púa de migas torrecampeñas, con su choricillo y sus torreznillos, le dan mermelada, salchichones, morcillacas, cremas de aceite para el cutis, jabones, pañuelos de seda, vinorro, dulces… y en pago ella va y nos dice que eso de la paridad en el CES se tiene que arreglar, que muy bien por el Ayuntamiento jaenete por favorecer que las mujeres entren en las empresas que ejecuten obras a cargo de los Fondos de Inversión Local, que ante la violencia machista se requiere la tolerancia cero y que verás qué bien va a marchar todo en Jaén, en Andalucía y en España. Y que hasta luego. ¿Hasta luego? Sí, sí, hasta luego. Vale, muy bien, tía, buen viaje, pero…, jopé, déjate algo, convida a cañas, corresponde, sácate el moneero y déjanos una propinica, que para eso eres ministra, que de frases y consejos no se vive, sirven para pensar un rato y aplaudir, eso sí, pero no se comen, entre otras cosas porque son productos altamente perecederos que a las pocas horas ya están rancios. En cambio ella sí que va a ocupar todas las alcayatas del Ministerio colgando embutidos.

10.2.09

Pobretón

Los ricos saben que son ricos porque hay pobres y los pobres saben que son pobres porque hay ricos, con la diferencia de que estos últimos, además, se cagan en la leche, mientras que los primeros no se cagan en nada, que es de mal gusto, y se quedan callados. Pero hete aquí que, en tiempos de crisis, los pobres son más pobres, mucho más pobres, y esta circunstancia les conviene a los ricos tanto como una patada en la boca a la hora del aperitivo y con la señora mirando. Es verdad que los ricos son ricos porque hay pobres, esto es un axioma de esos, pero lo que tiene que haber son pobres moderadamente pobres, no nos pasemos, porque como los pobres a secas pasen al divino estado de pobres de pedir, eso no mola, nene, eso resta. A un pobre de pedir, de solemnidad, a un pobre salvajemente pobre, pobretón, no se le puede seguir chupando nada, es un pellejo seco que ha perdido hasta la miseria, la cual se cotiza bien en los mercados de la caridad. Ahí, frente al pellejo huero, el rico se percata entonces de que, ay, se le ha ido la mano exprimiendo y no sólo ha inutilizado al pobre sino que también se ha cargado el exprimidor. Es la hora, pues, de las regulaciones de empleo, el corte de créditos bancarios y demás medidas encaminadas al exterminio.

9.2.09

El grifo

El grifo; a los préstamos a empresas y familias, el presidente del Banco Santander les llama “el grifo”. Que no es que se haya cerrado el grifo, dice, sino que no le quiere hacer daño a la economía española concediendo créditos que a lo mejor la gente no puede pagar, así que a pelarla. Cuchi qué bonico. Ay, Botín, Botín, don Emilio, qué bien se apellida usted, joío. Lo más chistoso de los bancos es que están de morros no porque pierdan, que nunca pierden: lo que les mete los gatos en la barriga es que no ganan tanto. Nos intentan calzar en la cabeza, a través de anuncios y promociones, que ellos son más buenos que ná, monjitas pías y generosas en acristalados conventos de moqueta y caramelitos para el nene, pero en cuanto la romana no les da el peso apropiado del billete, aprietan el culo y te echan a patadas, por supuesto sin caramelo. Y ahora resulta que los préstamos son “el grifo”, una cosa que, junto “al bote”, siempre hemos entendido al lado del verbo “chupar”. Se supone que cuando a uno le cortan el grifo significa que se le ha acabado el chollo, y la verdad es que un crédito bancario tiene de chollo lo que yo de melenudo. Vamos que, según Botín, ya no hace más regalos a nadie que no se lo vaya a agradecer con una felicitación por Navidad.

6.2.09

Pecadillos

Fuera de cámaras y micrófonos, me pregunto cuál será el tono de las conversaciones entre el Gobierno y la Iglesia católica. Esta semana se ha pasado por aquí el Tarsicio Bertone, que es un curaco de los gordos del Vaticano, quien, junto al nuncio de Su Santidad el Benedicto, quería saber qué diantre está pasando en España con eso del aborto y otros pecadillos. Yo no creo que en esas reuniones vayan a convencerse de nada unos a otros —de hecho nunca llegan a acuerdos, sólo a “buenas relaciones”—, así que lo único que dichos encuentros les suponen al ciudadano es el gasto en protocolo, las leches manchadas y los mostachones que seguramente se toman mientras cascan de chalaúras, puede que también algún copazo de coñac. Lo mismo los curacos insinúan a De la Vega que el infierno la está esperando, pero no creo que a la vicepresidenta le preocupe esto mucho, con el cuajo que se gasta esa señora, que es como la tita culta y viajada y sufrida que todos tenemos, la que en vez de Colacao nos daba Eco, de chaveas. Lo mejor sería que, antes de meterse en esas faenas infructuosas, el curaco le preguntara a Zapatero en las mismas escaleretas de La Moncloa: “A ver, ¿usted cree en Dios?”. Si es que sí, vamos para adentro. Si es que no, aquí hemos terminado.

5.2.09

Cazalilla

Ni denuncias ni multas disuaden a los cazalilleros de tirar su pava cada año por San Blas, a cara descubierta y muy orgullosos de su tradición, sí señor. La verdad es que hay que reconocerles el tesón, junto a la buena fe del que se halla convencido de que no está haciendo nada malo. Qué quieres que te diga, a mí no me parece tan grave eso de tirar una pava desde el campanario. Hombre, seguramente a la pava sí: la pava debe de llevarse un sustaco de no te menees, las cosas como son, pero no creo que el sufrimiento del animalico sea tanto como para empestillar a todo un pueblo en lo que a opinión pública se refiere. “La pava vuela”, argumentan, “y peor es tirar una cabra”, a la que, claro está, el cabrazo no se lo quita ni dios por muy aficionado que sea dios a salvar cabras, que lo dudo. Por otro lado, yo no sé qué gusto le sacan en Cazalilla a eso de pillar la pava, será el del protagonismo, será como convertirse en la reina de las fiestas o algo así, “mira, mira, ese es el que ha cogido la pava este año, vamos a pedirle un autógrafo”, pero su punto deberá tener cuando son capaces de encaramarse a los tejados en busca del trofeo, teniendo en cuenta que los cazalilleros tampoco vuelan. Y además, qué leche, que no es más que una pava, joé ya ni pollas.

4.2.09

Al adoquín

Volvemos al adoquín como quien vuelve al tabaco de liar, a la máquina de escribir y a la casa de citas. Antes, las calles se empedraban para que las bestias no resbalasen; ahora es para hacer bonito, para hacer antiguo, por el Patrimonio y para que los neumáticos suenen trocotró trocotró trocotró, grata melodía con arreglos de pitos, no de rebuznos. Volvemos al adoquín como quien vuelve a la musicassette, al cisco y a la cataplasma. Cuando los señores de la Humanidad vengan a echarle un último vistazo a la parroquiota de la plaza Santa María y vean lo adoquinado que está el camino de Bernabé, no lo dudarán ni un segundo: aquí hay adoquín, aquí hay gloria, y se irán a La Barra a celebrarlo entre grandes risotadas y haciendo así con las manos ante el asombrado gentío. Volvemos al adoquín como quien vuelve a las noticias de galena, a sacar el santo para que llueva y a las meneantas de cine. Las cofradías ya ven sus pasacalles católicos pisando de lujo en lo antiguo de la pedrusca y pronto alguien caerá en que faltan carruajes y boñigas que contrasten con el tranvía caminito del progreso. Volvemos al adoquín como quien vuelve a la tuna, al No-Do y a los romances de ciego. Se fueron La Perdiz, la óptica Elba y la papelería Santo Rostro, pero volvemos al adoquín.

3.2.09

Jaén

El atractivo turístico de la provincia de Jaén está hecho de frases para el auto convencimiento. Atractivo tiene esta tierra, que sí, y, si me apuran, hasta posee grandeza y todo lo que ustedes quieran; pero me da a mí que se nos nota demasiado que tenemos que terminar de creérnoslo nosotros mismos y no precisamente porque no confiemos en lo nuestro, sino por algo mucho más crudo: porque las cifras y los porcentajes de los visitantes que se quedan más de un ratillo y de las empresas que aquí invierten, rara vez coinciden con la ampulosidad de los eslóganes y de las bonanzas que se nos ocurren. Ejemplo: Pilar Parra, de Turismo de la Dipu, en Fitur y para este periódico: “Somos una provincia conocida y reconocida”. Pues no, mire usted, no, Jaén no es una provincia conocida y reconocida, a Jaén la conocen y la reconocen tanto por ahí como nosotros conocemos y reconocemos Palencia o Albacete. Jaén es una provincia que, todavía y de momento, suena a aceite, a Manolete, a Bartolín, a Cazorla y a que hay que pasar por ella para ir a Sevilla, a Granada, a Málaga y al Cabo de Gata. Y ya sé que con el derrotismo no se va a ninguna parte, pero tampoco con el optimismo a la fuerza, que ya es que ni ánimos da al personal, o sea que tampoco funciona.

1.2.09

Hacer caja

Tuvieron mandanga los veinticinco eurazos en patio de butacas para ver La cena, de Els Joglars, veinte en anfiteatro. Al margen de la calidad de la obra y la compañía —muy buena—, tiene mandanga el palo en taquilla y el tufo a recaudación pelotaza que desprendía. Viene Els Joglars, la gente va a acudir a llenazo, vamos a aprovecharnos y hacemos caja. Precios de Madrid, o ni eso, en un teatro, el Infanta Leonor, que carece, porque quiere, de planes de descuento a grupos, jóvenes, jubilados, estudiantes…, tal y como hacen la mayoría de los teatros españoles y hasta los buenos teatros españoles. El año pasado, cuando La cena fue a Linares, costaba quince euros la entrada. ¿Qué pasa, que hay que demostrar que una cosa es Linares y otra la gran capital jaenita? Veinticinco euros les dan sus padres a los muchachuelos que habitan otros jaenes para que pasen el fin de semana, ¿se lo van a gastar todo en una entrada de teatro o sólo queremos a los muchachuelos del Jaén de los cien pelotes cada viernes? No es forma esa de llevar a la juventud a las butacas para que asistan a un espectáculo que, además de verse y oírse, se huele, se lee, se siente y en ocasiones incluso se toca y se paladea. Un teatro que, además, necesita micrófonos porque la acústica es una caca.