12.2.09

Bestias

Ni dioses, que no existen, ni hombres, que son nadie, tienen el más mínimo derecho a decidir si debo morir o seguir viviendo. A mí que no me venga un Berlusconi ni un Menganito ni un chalao perdío a decirme lo que me toca con respecto a mi vida. Si la lucidez y la consciencia me dejan, decido yo; pero, si no, que decida la soportabilidad del sufrimiento y la desesperanza de mis familiares. Esto es sagrado, joder. Esto es lo sagrado y no las sandeces que se inventan para quedar a buenas con sus demonios domésticos. Un pedazo de carne en coma durante años, criando escaras, sin vuelta atrás, no es una vida, no es vivir, a ver cuándo leches se van a enterar los chupadioses y los cagamorales que meten las asquerosas narices en todo menos en lo que les incumbe, y lo que les incumbe a los chupadioses y a los cagamorales es rezar por el futuro de sus huesos y dejarnos en paz de una maldita vez a los que procuramos vivir con coherencia y lógica y buenos sentimientos. Bestias, que sois unas bestias. Legislar el “sufrimiento sí porque lo digo yo” es de sádicos, de gente muy baja, de criminales. “Quiero vivir” y “Quiero morir” son los lemas de la libertad absoluta del ser humano, de una libertad tan honda que no entiende de papeles, ni siquiera de opiniones. Bestias.

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