26.1.10

El careto

Resulta que el FBI de la USA es una cosa que se mete en Google —a lo mejor tras aburrirse de mirar páginas porno—, busca a ojo el careto que le convenga, lo pintarrajea un poco y ya tiene para enseñarle al mundo cómo podría estar Bin Laden ahora mismo. Sí señor, eso es ser prácticos, para qué vamos a andarnos con pamplinas. “Oye, nene, que eso de Bin Laden ya está hecho, que me voy, que estoy ya hasta el nabo de ordenarico, hasta mañana.” Lo malo es que el careto resultante puede ser el de Llamazares o el de usted mismo el día del bautizo de su sobrino, y a ver dónde va uno con la cara de Bin Laden que te ha puesto el FBI, eso tiene que ser un marronazo, ir por la calle con una chiquillería detrás gritándote, tirándote cosas, cantándote coplillas anti terroristas, y que la charcutera llame a la Guardia Civil en cuanto te vea entrar en su establecimiento. Un trastorno, un trastornazo, no lo quiero ni pensar. Esto demuestra, una vez más, que de la chapuza no se libran ni las grandes entidades de respeto. Y luego nos vienen con películas y series de televisión en las que siempre ganan los del efebeí porque son más listos que el copón y disponen de lo último en tecnología para todo, incluso para pelar un pistacho. Ay. Al final todo se resume en que son unos sabeores. Y ya está.

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