El obispo de Tenerife dice que algunos menores incitan al abuso sexual. Ahí, sí señor, con dos hisopos y un bonete. Anda que se corta un pelo, el gachón. Bernardo Álvarez se llama el curita, quien afirma, además, que hay niños que se muestran completamente de acuerdo con que se les sobe, se les babee y se les sodomice, porque lo que les pasa es que lo están deseando. Y que, en cuanto te descuidas, te provocan. ¡Toma ya! Supongo que el loco este querrá disculpar así a la curia pedófila que predica la castidad y condena el sexto mandamiento mientras, curia que curia que te curiarás, se muere por tentar carnecitas y meterla en caliente y donde sea, preferentemente en criaturas de silencio manejable. A la Iglesia católica, claro, le ha faltado tiempo para ordenar que no se malinterpreten las palabras de este gañán tan eminente; pero, como siempre, se explica mal o no quiere explicarse. A ver, lo correcto sería hacerle ver a este hombre que, por muy calientes que él vea a los menores, hacérselo con ellos es un delito de cárcel, y que el problema no es que los nenes y las nenas provoquen o no, sino la aberración anti natura de la castidad forzosa, que pudre el alma y lo acaba pagando quien no debe.
31.12.07
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