Hombre, eso es reciclar papel, lo cual no viene mal en estos tiempos —pese al primo de Rajoy—, pero a ver por qué el gachón que acaba de meterse una hamburguesa doble con queso y bacon y, de postre, un perrito con cebolla y mayonesa se tiene que enterar de que a usted le extirparon un quiste y a mí me deshollinaron el píloro una mañana de primavera. Esto sólo pasa en Jaén: hacer libretillas para apuntar la cuenta con partes médicos e historiales clínicos. “Son diez con veinte y, si mira usted detrás del papel, verá qué magnífica vasectomía le hicieron al hermano del cuñado de su amigo Jeremías el pasado cuatro de abril”. Y cuando no libretillas, se tiran al contenedor tal cual para que lo encuentren los buscadores de tesoros, que también ha pasado alguna que otra vez en este Jaén lagártico y mandilón en el que la sanidad pública cree que el secreto profesional y la mera delicadeza son tres cuartas de pescuezo de pollo pelao. Cualquier día va a ocurrir lo mismo o parecido con las fichas del puticlub y verás tú entonces la que se puede armar, madre mía de mi vida, honras y honores a la porra, aunque la verdad es que no sé yo qué documentos son más íntimos. Usted verá, dígalo.
29.11.07
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