23.11.07

Anda que no se pegan viajes

Espero que el olivico ese tan bonico que hemos plantado en Roma sepa buscarse pronto la vida y se arranque a crecer por sí solo, porque como haya que ir más veces de excursión a Italia con papá Felipe y agregados a cantarle coplillas y a acariciarle las hojas para que no se ponga mohíno, la cosa puede salirnos por un pico y parte del huevo izquierdo, dicho sea con todos los respetos. Hay que ver, ¿eh? Con el empacho que a las personas normales nos produce tanta tontera en torno a ese arbolito tan feorro y repetido, al que hay que pedirle los frutos a palos, y lo que disfrutan las personalidades haciendo el gamba alrededor de él, que hasta cursis se ponen. Anda que no se pegan viajes con la excusa de las raíces, la cultura, el futuro, los griegos, el zumo de oro líquido y toda la colección esa de frases hechas y charlas rancias que se han inventado para hacerse los importantes fuera de aquí. El olivo para hallar la paz, tócate la pera. Oye, y que cabe de todo, hasta los iberos, no vamos a dejar al Arturo Ruiz y a la Carmen Rísquez en tierra, que después refunfuñan y dan la coña: “Yo quería ir a Roma, yo quería ir a Roma, yo quería ir a Roma…”. Y así seguimos, y esto es lo que hay. Resignación.

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