21.11.06

Fernández Malo y el Curro

Faltó el Curro, hombre. El Curro tenía que haber estado allí, sentado con el autor y con el presentador y con la Hermosín, lamiéndoles la cara. Porque el Curro, junto al Peluso, es el protagonista del libro Los perros de agosto que le ha editado la Caja de Jaén a uno de los más grandes narradores andaluces, Alfonso Fernández Malo, ese escritor que, como él dice, lleva años haciendo de abogado para comprarse tiempo, el de la literatura a dedicación plena (y las tostás de manteca colorá por las mañanas). De modo que tenemos otro libro de narrativa, menos mal. Vamos mejorando. Y de buena narrativa, además. Ahora me gustaría superar la deliciosa columna que Antonio Negrillo le dedicó el sábado al sevillano blanquiazulado de Torreperogil, más que nada por vanidad, pero me va a ser complicado. Así que yo a lo mío: faltó el Curro, faltó el perrillo sabio y rijoso, saltarín y comilón, gozoso, que acompaña a Alfonso hasta a mear, yo no sé si también a los juicios, y a través del cual el escritor ha compuesto un “libro de paseo” en el que nos muestra, con una prosa rítmica y sabia, sin modestia alguna, el privilegiado olfato tragicómico que gasta para la vida y sus habitantes, aunque parezcan inodoros.

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