Ahora que, tanto los de derechas como los de izquierdas, me consideran fascista por ciertas columnas mías (las más impensadas), creo que es el momento de continuar despistándolos a todos y felicitar al obispo de Jaén, Ramón del Hoyo, por su decisión de no cobrar la entrada a la Catedral. Hace ya tiempo, cuando se empezó a hablar de que el Obispado tenía previsto instalar taquilla en la Catedral de Jaén, le escribí una “Lagártica” a Su Eminencia recordándole el pasaje bíblico de los mercaderes en el templo y lo basilisco y energúmeno que se puso el Señor por causa de aquellos negocios en lugar sagrado. Pues bien, hoy tiene mi simpatía y supongo que la de mucha gente, creyentes o no, pues estaremos de acuerdo (lo dudo, pero es un decir) en que una catedral es, además de patrimonio espiritual y patrimonio cultural, patrimonio de todos y no propiedad exclusiva de la Iglesia. Por otro lado, la manifiesta preocupación y “dolor” del señor Del Hoyo respecto a los inmigrantes temporeros que vienen a la aceituna nos sorprende gratamente, ya que la curia suele preferir para sus discursos al pobre de espíritu y al descarriado, no al pobre de verdad. Así que ya lo sabéis: ahora me he vuelto católico.
20.11.06
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1 comentario:
JAJAJAJA!!!
Menudo notición!
Eres genial.
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