21.10.05

Las exuberantes sudamericanas

Esas exuberantes sudamericanas que durante toda la feria de San Lucas reptaron por la caseta “Pasión de Gavilanes” han debido hacer mucho daño moral entre los cofradieros jaenotas. No hay derecho. Vergüenza tenía que darles a las exuberantes sudamericanas esas el hecho de ofender y mancillar tantísima pureza con esos cuerpos y esos bailes caribeños tan lascivos y tan “asúcar” que... Ah, no; mejor no sigo por ahí, que luego pasa lo que pasa, se me pone en pie el feministeo del lugar y para qué queremos más. Así que vamos a ser claros para que todo el mundo me entienda. Las quejas que la caseta “Pasión de Gavilanes” ha desatado esta feria, por estar entre las de las cofradías y asociaciones decentes y como dios manda, son la esencia más pestífera de este Jaén lagártico y gazmoño, cagapoquito (que decía Cela) y fariseo, al menos para mi gusto, el cual reconozco que es muy escandaloso y hasta digno de ser acribillado a galipollos, sírvanse con gusto. Pero lo que resulta del todo intolerable es que se haya hablado de actividades ilegales en la mencionada caseta del pecado sin tener una maldita prueba, simplemente por el hecho de percibir un “ambiente raro” y por la presencia de las exuberantes sudamericanas, que a saber cuál es su delito, si el de exuberante o el de sudamericana, para que el pureteo local desconfíe de ellas. ¿No sería que más de uno y más de una estaría deseando meterse a marcarse un salsón y un vallenato con una pava tan simpaticona como mollar y dejarse ya de sevillanas rocieras, que son un pestiñazo, en ambiente tan limpio y endomingado de cirio y moño? Pues lo mismo sí. De tó se cansa uno. De todico tó.

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