28.5.10

10 minutos

La hosti, nene, qué panzá de reír. Los sindicatos han pedido a todos los funcionarios públicos que dejen de trabajar diez minutos cada jornada. Calla, que ya está aquí otra vez el ataque de risa. ¡Y jajá y jajá y jajá y jajá y jajá! Es que no lo puedo remediar: es escribirlo y me da una apoplejía de choteo. Mira, ahora verás: los sindicatos han pedido a todos los funcionarios públicos que dejen de trabajar diez minutos cada jornada. ¡Ay, dios, que no puedo! ¡Y jajá y jajá y jajá y jajá y jajá! Que dejen de trabajar. Diez minutos. Los funcionarios. Maldita sea la leche que mamó el demonio, pero si eso para algunos, para muchos, es una décima de segundo en proporción al tiempo que se escaquean a diario de tocarse la pera a dos manos, que da asco verlos arrastrando la perrera por los pasillos y reposando la mala leche que da el tedio prolongado cuando se te acaban todos los periódicos y todos los catálogos de “Ikea”. Y que no me vengan con que esto es un tópico porque, si es un tópico, es el tópico que vemos nada más arrimarnos a los organismos públicos. La pena es que estos ladrones de las arcas del Estado enmierdan sin remisión a los funcionarios que sí funcionan, ya que, cuando te ha tocado uno de estos gañanazos perráncanos, maldices al gremio entero y a todicos sus brotes futuros.

1 comentario:

talytil dijo...

Me parto...
Menudo país de pandereta, así nos luce el pelo.

Saludos

David