19.4.10

¡Humo!

En muchos bares ni se va a notar, va a dar igual, continuarán igual de sosorros, igual de asépticos o de muertos y feísimos; pero en otros, la nueva Ley Antitabaco que nos va a endilgar la Triniá será un atentado imperdonable. A algunos ya sólo nos queda el romanticismo y también nos lo va a prohibir el Gobierno, maldita sea. Bares, cafeterías, cafés en los que el humazo forma parte de su esencia, de su decoración y de su vida van a quedar limpios y respirables, y eso es una barbaridad. A ver quién concibe un sitio de poetas, por ejemplo, sin los cigarros mascados colgando de sus boquitas de pitiminí. Y me refiero a poetas, no a niñatos de esos de té y mucha fotocopia que hablan bajito y que ni fuman ni hostias, menudos pájaros. El Gobierno sigue empeñado en prohibir lo que él mismo sella para su venta y le exprime impuestos. Vale. Eso todavía es perdonable, la hipocresía ya es una flor muy bonita en la solapa de la política; pero que nos aventen el humo hasta de las zonas reservadas no se lo vamos a perdonar, se muera mi mama. Quien no quiera respirar tabacazo que se vaya a misa a respirar arrepentimiento y coplillas. Y que dejen de ponernos esas caras de señora chinchosa y bolsona cuando el hilo de un humillo se digna a visitarles las mejillas, tan yertas y jetudas.

1 comentario:

RaRo dijo...

Pues aquí donde habito no sólo no hay humo en ningún lado, también hay ceniceros por todas las esquinas donde la gente se reúne a fumar y hablar (en chino, claro). Y los bares, los que tienen la suerte de estar en la calle y tener terraza se llenan de fumadores. Eso sí, los de la planta 55 ya es otro cantar. Y no, cómo va a ser lo mismo sin humo, falta esa parte canalla y malsana que tanto nos gusta...