El sobaco

Poquica, poquica. Poquica gente en la futura Plaza Negra el sábado por lo de Garzón, ¿no? Trescientas y pico personas. Bueno, hay que tener en cuenta que al día siguiente había una romería en Andújar, que no hizo del todo mal tiempo para irse a la parcela del Puente Tablas a arrancar rastrojos, que a las doce del mediodía de un sábado hay mucha gente que curra, que el tema Garzón ya empieza a estar viejo, muy sobaíco mediáticamente, que las resacas que vienen del viernes son las más cruentas y que Jaén capital es muy de derechas, muy de Falange, con las manos limpias, eso sí, pero muy facha, algo franquista, a veces neonazi y casi siempre tontorrón, tozolón, gorigori y carrasqueño. Eso lo sabemos. Sabemos que en Jaén capital todavía queda gente que cada mañana sale a ver si la iglesia de su barrio está bien o la han quemado los rojos aprovechando la noche y el Gobierno de Zapatero. Y si a esa gente le sumamos la que teme concentrarse con más de cinco por si la detienen los tíos de la porra, pues eso: que, al final, cuatro gatos y alguna que otra rata temeraria se decidieron a poner en peligro la democracia y hacerle cosquillas en el sobaco al PP, que últimamente y con esto del juez torreño lo está exponiendo mucho, quizá demasiado. El sobaco, digo. ¡Huy lo que he dicho!