¡El mandilón!

Qué guay. El Ayuntamiento jaenichi va a dejar que seamos nosotros los que decoremos el tranvía. No los tíos importantes ni los diseñadores de renombre ni las artistas lánguidas y medio borrachas, no: nosotros, los vecinos de Jaén. Qué guay. ¿A ti no te parece guay? A mí sí, a mí me parece muy guay, más guay que el copón. Así que, ¡venga, venga!, vamos a coger los rotus y los lápices de colores y el papel charol y las tijeras sin punta y el pegamento y vamos a crear un mundo de color y de ilusión bonito y payasete, chulérico y simpatiquillo, luminoso y pistonudo, amable y dulzón. Pero, antes, algo muy importante se nos olvida, ¿lo adivináis? ¡Eso es! ¡El mandilón! Hay que ponerse el mandilón para que no nos manchemos la ropa, que mamá Peñalver se enfada mucho mucho mucho. ¿Y a que nosotros no queremos hacer enfadar a mamá Peñalver? ¡Claro que no! “Diseña las bases del tranvía de tu ciudad”, dicen las bases del concurso. Y nos sugieren lagartos y morados y verdes, que son las cosas de Jaén. ¡Andaaaa! Podemos pintarle una aceituna con sus hojitas de olivo, eso quedaría de lo más original. Y si al lado le ponemos una poesía de algún subnormal jaenista, lavística, nene, ganamos seguro. Qué Ayuntamiento más cariñoso tenemos que nos hace partícipes de todo, oye.