23.3.10

Avergonzado

El Papa Benedicto XVI se halla muy avergonzado por los abusos sexuales a niños cometidos por sus curas irlandeses. Eso está muy bien, hombre, que se avergüence, que se avergüence y que incluso le dé lacha y sofocación. Queda bonico. Pero, aparte lo bonico que queda, lo bueno sería que, cuando se le pase la vergüenza, el Gran Cura de la tribu católica se pusiera a pensar como una persona normal y sensata, libre de aberraciones biológicas, de forma elementalmente inteligente, y empezara a plantearse si buena parte de la culpa de las hijoputadas de esos y de tantos sacerdotes pedófilos, que marcan y hasta destrozan para siempre la vida de muchas personas desde sus primeros años, no la tendrá el celibato, el voto de castidad, el encarcelamiento inútil y monstruoso —anti vida, anti dios, anti razón— de la sexualidad humana, cuya satisfacción sin miedos ni pecados ni llamas infernales ni gaitas catequistas impediría en gran medida que estos castrados sin tijera se desahogaran con lo más inocente, manejable y amedrentable que tienen a mano cuando la mano se hartan de usarla o usarla les sabe a poco: los niños. Si esto fuera así, si al Papa le diera por reflexionar sobre esto, a lo mejor la Iglesia católica nos dejaría social y delictivamente en paz de una condenada vez. ¿O acaso disparato?

3 comentarios:

Hémera dijo...

No disparatas, te quedas corto

Fatuca dijo...

No va a reflexionar. Mejor dicho, ya lo ha hecho, y el resultado de su reflexión es que para follar poco y con culpa, lo mejor es tener una sexualidad insana.
Qué chungo los tinen los católicos!¡La virgen!

RaRo dijo...

que nos den las orejas y el rabo!!! ya verás como cambia la cosa...