22.1.10

5 euracos

Claro, cuchi tú qué listos, cuchi tú qué valientes, ahora que no está el Abuelo en la Catedral, cobran el acceso a la misma: cinco euracos. ¡Qué espabilaos! Ichi. Con el Abuelo allí no hubiesen tenido valor, con el Abuelo allí —como con Franco— esto no pasaba, menudo era; pero claro, como se lo llevaron a la residencia, hale, todo el mercadeo se le mete en el templo y ya no habrá nadie que lo eche a pestugazos. Dile tú a un jaenudo —sobre todo a ciertos jaenudos—, a ese jaenudo que lleva viendo al Abuelo desde hace veinte años todos los días a la misma hora, que ahora tiene que soltar cinco euros para entrar y verás el hostión que te mete, te mete un hostión que flipas, así pongan de portero al obispo o al mismísimo San Pedro, que en gloria esté. Y ya no sólo por el Abuelo, que lo mismo usted tiene otro santo de su devoción y de pronto le viene la necesidad de entrar a pedirle algo o a darle las gracias por lo que sea, una curación milagrosa, un cupón premiado, una boda suspendida, pues nada, cinco euros. Así se le quitan las ganas a cualquiera, ¿qué que no? Y luego se quejan de la falta de fe. Esto es Jaén y cinco euros se los gasta uno en un cubalibre, que para eso están. Veremos a ver si no nos tenemos que enfrentar a una huelga de visitantes catedralicios autóctonos.

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