2.1.09

Un queso

Seremos amigos de nuestros enemigos, pondremos la otra mejilla, apadrinaremos a un chinito, tiraremos con menos frecuencia de la cadena, callaremos más y resoplaremos nunca, no recurriremos al mal de ojo. El año nuevo es una camiseta nueva que estrenas, la primera hoja de la libreta que tanto respetábamos y caligrafiábamos con esmero, el primer calor de un cuerpo sexual y desconocido. No haremos chistes de cojos ni de mariquitas, pagaremos nuestras deudas, descongelaremos por fin las chuletillas de cordero de hace dos años, aclararemos la voz, escupiremos para adentro. El año nuevo es una vuelta a empezar con el alfabeto y la cascabelería, es el ombligo limpio y las manos viejas, es el abuelo muerto y el sobrino recién nacido. Nos retiraremos de las misas negras e iremos pensando en dejar descendencia que dé testimonio de uno cuando uno ya ni se acuerde de cómo se hace eso de la descendencia, compraremos la vitrocerámica. Dos mil nueve suma once, es un número con muy poca personalidad, el once, sin gracia ninguna, pero no nos jiñaremos en sus muertos ni en los de nadie por tan poca cosa. El año nuevo es ponerse crema en los labios y acercarse a la tienda a recoger un queso, hablar con el dependiente. Sonarse.

No hay comentarios: