6.5.08

Mientras me besas

Admirando y emocionándome con las procesiones de los niños, sus Cruces de Mayo, veo a los hombres y a las mujeres del mañana y pienso en un futuro mejor… Cuando ayer por la tarde salí a la calle y se me cagó un pájaro en la camisa recién planchada, supe que un nuevo amanecer está próximo, más limpio y menos temeroso, al que todos asistiremos con los ojos bien abiertos y los crucifijos en alto, haciendo “oooooh” y desorbitando las almas… La felicidad henchida de los papás y las mamás y de la tita Carmen y del primo Josecarlos en la comunión itinerante entre cafeterías de la chiquilla Sonia y del chiquillo Pablín sólo es comparable a la brisa cósmica o divina o qué sé yo que nos pasa por delante de las narices cada vez que encendemos un nuevo cirio a los pies de la Inmaculada… Legionarios pequeñitos, mantillitas de un luto pueril entre las flores de mayo que alegran el sol de la infancia de nuestros mayores, trompetines de plástico llamando a la santigüería y a la superstición, las madres del día de la madre como locas en el cortinglés repartiendo tarjetas de crédito a sus pequeñuelos antes de soltarlos en las secciones pertinentes… Tanto corazón y tanta alergia, tanto estornudar mientras me besas.

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