15.5.08

Chonis

Esta columna es hoy para vosotras, chonis, mis chonis, chonis auténticas que os reconocéis chonis y estáis orgullosas de serlo, chonis, tan vapuleadas, tan criticadas, tan mal vistas y, a veces, tan temidas, chonis mías, emperadoras de vuestro barrio, ninfas con la cara de acelga, el escote melonar y el culete bien modelado por el canto del respaldo del banco callejero y las barras de asiento de los coches locos, chonis tunantas, casquivanas chonis, exquisitas a vuestro modo, refinadas en mostrenco, hijas de la peluquería, nietas de la telefonía fija, hermanas del piercing, madres de vuestros hermanillos y abuelas del primer coito, hay tanta gracia en vuestra belleza suburbana que dan ganas de sacaros en romería, de pasearos en andas entre los supermercados y los locutorios, por las plazas cementales y las glorietas engrafitadas, chonis santas, santas chonis de ojos viejos y ombligos limpísimos, de narices caprinas y patitas de totovía, chonis de voces cazalleras a los dieciséis años, conformes con todo lo que no sea vuestro cuerpo, vuestra ropa y el color de vuestro pelo, al acecho del latin king que os saque de anónimas, al amparo de una existencia tuneada, a la espera de vuestro sábado mejor y definitivo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

jejejje joder que genio!!!

Marcos Muñoz dijo...

De una sensibilidad, gracia, e inspiración, sólo propias de quien lo escribe.
Digno de que otro genio le ponga música.
Enhorabuena