4.3.08

Patatín

De Gaspar Zarrías se podrá decir lo que se quiera… A ver, ¿qué quiere usted decir de Gaspar Zarrías? Hable claro y alto, que el escribano es rápido, pero un poco sordete. Se podrá decir lo que se quiera, digo, de Gaspar Zarrías… Y se enterará, eso por descontado, no porque las paredes oigan, sino porque él las hace hablar con mucha paciencia y denodado cariño, ya se sabe lo paredaño que es. De manera que, eso, que de Gaspar Zarrías se podrá decir lo que se quiera, y de hecho se dice: que si se va, que si no se va, que si es Dios, que si no es más que un querubín, que si el bigote es postizo y, cómo no, que si patatín (chin chin) y que si patatán (chan chan), por no hablar de que si esto y que si lo otro, lo cual es ya peor, ahí mejor no entremos, que cualquier día lo podemos necesitar para que nos saque de un apuro. Así las cosas, qué duda cabe que de Gaspar Zarrías se podrá decir lo que se quiera, ¿lo he dicho ya?; pero el castañazo que se metió el sábado de diez de la mañana a nueve de la noche en la Sierra de Segura (se hizo siete pueblos y se despachó nueve actos) no lo sitúa precisamente en la vagancia del que se sabe seguro ganador, otra vez, de este largo régimen socialista que cada cuatro años preferimos los andaluces.

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