24.1.08

El teatro en llamas

Oye, pues habría estado bien que el nuevo teatro hubiese ardido el martes pasado, cuando un foco quemó una cortina. Sin desgracias personales, claro. Pero qué chulo, qué romántico, qué operístico… ¡La catarsis! Un colosal incendio en Jaén, como el Liceo de Barcelona y esas cosas que llenan la historia de rico olor a zorruno culto. Una hoguera de retardos con jóvenes musas de tramoya y bambalina echando leches a otra parte, entre el humazo y las pavesas, que nunca faltan, menudas son. Y mira que me gusta cómo ha quedado el nuevo espacio escénico, yo creo que todos estamos satisfechos, nos lo merecíamos; mas no olvidemos que ese teatro está maldito desde aquella primera piedra que pusieron hace más de diez años jurándonos que lo disfrutaríamos en un pispás. Creíamos que, tras las vicisitudes y trabas pasadas, el mal fario había culminado con la espuerta de agua purificadora que les cayó a los Príncipes asturianos, desluciendo astracanes, pero ahora vemos que la mala suerte continúa, como si tal cosa, realizando sus labores de costurera ciega. Por cierto, ¿se bendijo el Infanta Leonor en su inauguración? ¿Eh, se bendijo? Verás tú que va a ser eso, que no se bendijo. Estos rojos…

1 comentario:

Anónimo dijo...

que mala leche tiscar jajajajaja, tu siempre buscando puntilla a todo