13.3.07

Cómicos, cómicos, ¡los cómicos!

Chema Trujillo nació en Miguelturra y se sabe una jota que dice: "A La Mancha manchega, que hay mucho vino, mucho pan, mucho aceite, mucho tocino". Pedro Jiménez no sé de dónde es, ni si se sabe jotas o algo, la documentalista se me ha puesto mareosa, pero, además de tener nombre de vinillo espirituoso para abrir el apetito, escribe comedias de las de mearse, fantochas y bien sostenidas, de mucho trapo y peluca, para representar en cualquier sitio. El Chema y el Pedro son “La quinta pared” y de sus espectáculos sale uno con mucha risa de menos, las mandíbulas crujidas y el feliz sentimiento de que todavía quedan cómicos, cómicos, ¡los cómicos!, por puro amor al arte de la chufla y de tener contento al respetable, en el que, por cierto, suele haber de todo, mezcla de generaciones rientes. Yo no sé cómo definir su humor, pero a mí es que me escojoncia. Digamos que está entre el payasismo sinvergüenza del primer Almodóvar y una nostalgia irónica de los teatricos de barrio en el cocherón de Papá Chaqueto. Ahí. En la sala “Teatro Xtremo” triunfan desde hace meses con distintos montajes, y yo me alegro. Tanto que soy incapaz de ponerlos verdes en esta columna, como les gustaría.

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