22.12.06

David Padilla, el pintor

Lo bueno que tienen los pintores realistas es que te ahorras preguntarles “¿y eso qué pollas es?” cuando te enseñan alguna de sus últimas creaciones. No te digo ya los hiperrealistas: a los hiperrealistas me dan ganas de abrazarlos y darles besitos en el cuello o en la oreja, según, lo que pasa es que me corto y tampoco creo que se dejen mucho. David Padilla llega, entra, habla, mira, te cuenta, se va, vuelve y entra, y habla, y mira, y te cuenta, y se va… David no dormita en su genio ni se mece en la butaca vieja de sus méritos. Cualquiera diría que Padilla tiene azogue, pero lo que le pasa es que le rebosan la vida y las ganas, digo yo, y no quiere derramarlas en un roalillo sólo, mejor esparcirlas en charcos variados a los que, a la postre, pintarles catedrales. Porque David nos ha enseñado que la Catedral de Jaén también está por los suelos, por muy Patrimonio de la Humanidad que la pretendamos. Y luego va y te habla de su estudio como si hablara del oxígeno, del sueño, del agua, y te convida a descorchar cualquier noche unas cuantas botellas de buen vino y de mejor óleo. Y eso de que tenga un cuadro con un árbol en cuyo tronco está grabada la palabra “Lagártica”… Pues qué quiere usted, es bonito.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cómo pinta este gachó, cómo derrocha también genialidad. Por cierto, tengo las ganas controladas pero ¡quiero un cuadro suyo! A ver si vuelve a exponer y me da el punto, y le doy un sorpresón a mi mujer que flipa con lo óleos.

Anónimo dijo...

Porque los horarios no son los que marcan la realidad de sus cuadros: (la vieja, el padrino, el pintor, el eterno bigote),acaba siempre atrapando el último vagón del tren.
En el recuerdo, pese a los años, un amigo; y la risa que vuela y no se entrecorta nunca.
La ontología se dicto para hacerse visible en sus obras. Unos como Larry espiritualizando objetos y David endulzandolos con caramelitos de café.
Un abrazo.