8.11.06

Munipas, manteros y jaenitas

No es popular la acción de los agentes de la policía municipal contra los manteros. La peña mira con inquina a la autoridad cuando los vendedores callejeros tienen que recoger el chiringuito a toda prisa y salir zumbando, no te digo ya cuando pillan a uno y le quitan los cedés con los que está malviviendo. Al menos en Jaén, los transeúntes, según observo, por regla general están siempre contra los munipas y a favor de los inmigrantes del top-manta. Incluso he llegado a ver cómo un probo abuelete les daba el aviso de peligro: "¡Agua, agua!", que se dice, mientras que otro día el portero de un edificio cercano los obsequiaba con unas rajas de melón fresquito. Y me alegro, porque es una actitud que contempla esa otra justicia que no está escrita, pero que debería anteponerse a la que reprime las ganas de sobrevivir. Yo no vi lo que pasó el lunes en la plaza de la Constitución, pero oí por la Ser las declaraciones de la gente cuando el pitote estaba aún caliente, y tanta indignación unánime no habla precisamente de un comportamiento proporcionado con relación a la actitud del mantero, quien presuntamente empujó al munipa y lo tiró al suelo. "Ni a un perro se le pega así", decían.

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