Qué raro el caso del profesor escocés que abusó de nueve menores en Cazorla, ¿no? De manera que el abuelo reconoce haberlo hecho, porque le da cague el talego, y llega a un acuerdo con el fiscal para que la pena se le quede en una multa de casi doce mil euros, más indemnizaciones a siete familias de las nueve víctimas, ya que dos de ellas renuncian a las pelas. Y encima, al juzgado acuden varios menores alumnos suyos para estrecharle la mano al confeso delincuente y testificar a su favor. Repito: jo qué cosa más rara, nene. Ahora mismo me pondría a especular como un descosido y me quedaría tan pancho, pero sé que es pecado, así que prefiero trasladarme a la noticia que aparecía ayer en este periódico justo a la vera de la del escocés cazorleño del rijo flojo: Le caen tres años de cárcel a un vecino de La Carolina por plantar marihuana. Treinta y nueve macetas tenía el gachón hasta que llegó la guardia civil a esfaratárselas. He aquí la contradicción que no cesa en el mundo de las justicias. Con lo ricos que están los porros y lo malos que están los escoceses septuagenarios, me cachi en los mengues peredengues. Pues nada: el marihuano al talego y el grandfather a su casa. Eso es lo que hay.
23.11.06
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario