3.5.06

Habrá que blindar las almazaras

Me decía un bilbaíno hace poco que una vez pasó por Jaén y aquí no se podía parar del pestazo a aceite que había. Eso no era aceite, le dije, eso era alpechín. Y aunque uno no acostumbra a ir por ahí defendiendo su tierra, no pude evitar el orgullo de asegurarle que, con peste y todo, la pringue nos la roban con guante blanco. O sea que habrá que ir pensando en blindar las almazaras. Verjas electrificadas, fornidos seguratas, células fotoeléctricas y perrazos con hambre de tres días. No es extraño, con los precios que alcanza. En mi casa hemos tenido que comprar una alcuza con alarma: en cuanto te pasas de tres gotas aquello empieza a pegar chiflíos para recordarte que te arruinas. Parece ser que a las mafias se les ha puesto ahora el negocio del aceite y lo combinan con sus drogas y sus lenocinios. El kit del delito: mitad de cuarto de perico, señorita rusa obligada y botellita de vidrio soplado del pan de Jaén. Así, mientras unos lo roban, otros lo cortan con girasol y lo venden a precio de susto, aunque la verdad es que casi más culpables son los consumidores de esta estafa, que no distinguen un galipuche infecto de un zumo de oliva. Pocos hoyos de pan y churri se habrán metido.

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