17.4.06

El toro en peligro de extinción

Monumento nacional, icono costumbrista, compañero entrañable de viaje, guardián de las carreteras españolas y todo lo que tú quieras, pero leche, que la Consejería de Cultura ande ahora preocupada por salvar y proteger el toro de Osborne me parece, primero, cosa ñoña, y segundo, una memez populachera propia de ociosos y aficionados a la distracción. Vamos, que la Junta trata a esta sombra taurina tan cañí como si de un bicho en peligro de extinción se tratara, frente al Tribunal Supremo, que ha anulado la declaración como Bien de Interés Cultural a esas 38 tonterías ya tan vistas, pues son 38 los toritos que quedan, ignoramos si entre ellos habrá alguna vaquilla en edad de merecerse un semental para perpetuar la especie. Manda huevos, ¿eh? La manía esa de llamar “cultura” a todo lo que se mueve y hasta a lo que no se mueve, como es el caso del bicharraco de Osborne, no trae más que estupideces y banalidades en las que apuntalar los ojos para no desviarlos hacia las carencias que no les conviene que se vean a los políticos. Yo no sé a usted, pero a mí no me va a restar cultura ni mucho menos identidad que desaparezca ese toro, aunque bueno, conservadores raruchos no faltan.

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