24.4.06

Demasiados libros, demasiados

Eso de que en España se lee poco me viene sonando a falso, a frase hecha, algo parecido al tópico del teatro y su crisis. El teatro lleva en crisis desde los autos sacramentales de hace cinco siglos, y ahí sigue, por fortuna, con su tralarí, con su tralará y con sus lágrimas sagradas. Lo que pasa es que queda como muy catastrofista y muy guay asegurar que aquí no se lee y que el teatro va a desaparecer en unos años. Hay gente que disfruta preocupando a la peña, le engorda, y si es por la vía cultural, mejor. Lo que sí me parece muy cierto es lo que suele añadirse a eso de lo poco que leemos los españoles, y es que se edita mucho. Demasiado, diría yo. Y así salen los peñazos y las pringosidades que salen y que suelen acabar, claro, en los tenderetes de los parquecillos, rodeados de avispas, como el turrón, o en la venta al peso de las librerías de viejo, atados con una guita. Creo que la literatura es el oficio, entre todos los oficios, que más intrusismo acarrea y padece, incluso por delante del lenocinio. Hoy cualquiera se cree con derecho a escribirse un libro y, no contento con ello, incluso a publicarlo, sin importarle un pimiento buscarle una ruina a un bosque para nada. Y no.

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