17.11.05

Qué mal pensados somos

Los malpensados, los prejuiciosos, los malafollás, los que estamos convencidos de que nada es arbitrario ni desinteresado en el antihigiénico garito político (pero nada, absolutamente nada), no podemos sino discurrir, con nuestras sucias mentes cuajaditas de cuajos, acerca de lo bien que les tiene que haber venido a las administraciones de la provincia que este año la escasa cosecha les ahuyente de los albergues a los inmigrantes que esperan tajo: esa cosa, ese problema político y social con el que tanto cuidado hay que tener, porque es cuestión humana y ya se sabe la de votos que quita lo desalmado y el revuelo que causa entre los rojeras de verdad y las asociaciones pro derechos, que algunas honradas quedan. Y si no se ahuyentan, los pobreticos, digo, como será el caso, ¿ah, yo qué culpa tengo? Es cierto, vosotros no tenéis culpa alguna de la tacañería de la oliva esta campaña, aunque, si quisierais, si de verdad os lo propusierais porque así os lo exigiera vuestro beneficio y la permanencia en el cargo y el sueldo, moveríais los hilos y daríais los telefonazos necesarios para que las olivas se troncharan de panes y de peces, tan milagreros como podéis llegar a ser.

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