4.11.05

Malditos sean los Lumière

Qué tostón los cortometrajes jaeninos que nos echaron el miércoles, qué poco se esfuerza ya el Iznaola a la hora de traernos lo que merecemos, qué cascajo de proyección oscurienta y de sonido zambombo, qué historias más pestiñamente contadas, cuánta cursilada y moraleja, qué actorcitos recitadores, ¿para eso nos reclaman, para aburrirnos hasta el bostezo que te vuelve del revés como un calcetín, con lo difícil que es ponerse otra vez bien? A ver, jóvenes cineastas del terruño, yo no digo que empecéis de mariocamus, pero córcholis (o sea joder), menos ver “Metrópolis” y más atención al espectador, porque, o no te enteras de qué diantres te están contando —si es que te están contando algo y no se trata de un vicio solitario con “acción” y “corten”— o las historias son tan sosorras, tan mascadas, que malditos sean los hermanos Lumière y la madre que los trajo al mundo. Si acaso, salvemos el corto “Pidan que los niños viajen solos”, con el que al menos te ríes, esto es, te provoca sentimientos. No me extraña que los chavalitos presentaran sus trabajos diciendo que íbamos a ver una cosa “muy rara”. Mejor hubieran dicho “coñazo”, tueste puro, para terminar de curarse en salud.

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