28.10.05

Tú di misa, que yo repico

Al mismo tiempo que te meten el susto en el cuerpo con lo de la gripe aviar, te llaman a la calma diciendo que no pasa nada y que podemos atiborrarnos de pollo y huevos hasta no poder más. Cualquiera diría que alguien quiere quitarnos de en medio. A la espera de que el virus ese del peligroso catarro diga “ahora cojo y muto bien mutado y me transmito entre gachones y gachonas”, en las pollerías empiezan a notar el canguelo, por si acaso. Ya sabemos lo mal que les sienta a las administraciones una alarma, aunque esté justificada, por eso les falta tiempo para el tranqui, tranqui, que todo está controlado, cuando en realidad en lo que piensan es en la economía del país, en que no decaiga el pollo. Vale, tú di misa, que yo repico. Luego, si alguien la palma, pues vaya, quién se lo iba a figurar. Entonces vienen las caras de circunstancias y la orden de que les manden una buena coronaca de floripondios a los dolientes para que estén contentos. Además, ser la primera víctima española de la gripe aviar sería pasar a la historia patria sin más heroicidades ni mangoneos que los de morirse. Sepa dios lo que les habrán hecho a los pollos para que se hayan convertido en una caja de bombas.

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