19.10.05

Gastos espirituales

Ya sabrán ustedes, porque están muy informados, que en la provincia de Jaén, además del turismo, los usuarios del ferrocarril y la cosecha de aceituna, también andan a la baja las vocaciones sacerdotales. Tres seminaristas comienzan su carrera este nuevo curso, lo cual hasta nos impide la hipérbole del cuatro, esto es, decir que en el Seminario jaenoncho hay cuatro curas como decimos que en tal sitio no había más que cuatro gatos, puesto que son incluso menos, vaya cantera. No obstante, la Iglesia a lo suyo. Muy pocos, por no decir ninguno, se preguntarán en público qué está pasando y tal vez se conformen con echarle la culpa a su Dios, que cada vez llama menos gente a su servicio. Estará recortando gastos espirituales. Cuentan que antiguamente eran largas y prietas las filas de seminaristas que salían de paseo por Jaén, pero claro, es que entonces tener un hijo cura santificaba a las buenas familias, les otorgaba el halo de respeto en el que nunca termina de envolver por sí solo el dinero, y así, algunos más o menos obligados, les iba a los pobreticos. Hoy, mientras que la Iglesia prosigue con su parón de siglos y mantiene entre pañitos apulgarados las ideas más polvoscurientas y rentables, los jóvenes piensan por sí mismos, cuchusté qué desgracia, y aprenden pronto a mandar a callar hipocresías, absurdos, machamartillos y malos rollos, incluidos los creyentes, quienes saben perfectamente que Dios no está precisamente en la Iglesia, aunque bueno, a lo mejor algunas veces se pasa un rato a echar una visitica, pero poco; es por eso por lo que, desde los templos y mediante dogmas, se le suele llamar tanto y con tanta insistencia.

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