7.10.08

El folletaje

Es en las ferias temáticas o de profesionales donde el ser humano luce con más nitidez en sus chominaícas y en sus virtudes. A esa conclusión he llegado, cuchusté. Y, en ese mismo ámbito, también he llegado a la conclusión de que muchos políticos juntos y de pie son como enjambres amaestrados, como bandadas de pájaros naturalmente regidos por sus asesores y todo el chorro de peña que llevan detrás, que a un “¡chas!” inaudible entre los dedos de alguien se reorganizan y desplazan, todos a una y en perfecta posición jerárquica, y van a lo suyo con la indolencia de quien se siente importantísimo entre la plebe, pero de eso hablaré otro día, siempre que me dé la gana, claro está. Hoy hablo de seres humanos, no de políticos. Y pongo por ejemplo Tierra Adentro, que es un comedero y un bebedero habitual al que muchos ejemplares de nuestra especie acudimos todos los años como a un centro de auxilio social, lampando por una loncha de jamón, un vasito de vino y por los tres millones de folletos que recogemos como si fueran incunables y que al día siguiente tiramos al cubo de la mugre porque nos damos cuenta de que, sobre la mesa camilla o el taquillón de nuestra casa, ya no parecen tan bonitos como lo parecían en el mostrador del stand.

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