Hoy le replico, y de muy malos modos, al obispo de Jaén, así que háganme el favor de leer esta columna con los ojos cerrados, los oídos tapados y la boca abierta; y, si no es mucho pedir, recen por mí. A ver, arremete nuestro Ramón del Hoyo contra la asignatura de Educación para la Ciudadanía y se pregunta por qué tiene que impartirse a todos los alumnos de forma obligatoria y evaluable. Bien, pues vamos para allá. A lo mejor es porque con un dios que son tres dioses, una señora que parió virgen, un pobre hombre al que torturaron hasta la muerte y el chorro de santos, mártires, beatos y todo eso que se inventan no basta para que una persona termine de estar educada en valores de buena calidad y se enfrente a la selva del vivir provisto del conocimiento apropiado de los deberes, los derechos y el sentido común con que deberíamos manejarnos en sociedad. Que les metan dioses, leyendas y supersticiones a quien quiera y se deje, si no hay más remedio, pero que esa “sabiduría” no se quede sola y holguera en las tiernas mientes, que después vienen los pudrideros internos que producen la hipocresía y esa demencia de lo divino por encima de todo, por encima incluso de lo humano, que ya es necedad y delito. ¿Se entera usted, obispo? Pues hale, a seguir.
21.10.08
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1 comentario:
Precioso, muy bonito, fantástico maravilloso, siga así, es estupendo poder limpiarse el culo cada mañana con sus articulos, me ahorro el papel higienico.
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