Lo que debería ser delito es que las mujeres no se dejen bajar las bragas delante de la gente, porque a lo que no hay derecho es a que te estropeen la gracia con remilgos. Ser un gran bromista, un tío gracioso de esos con los que te meas de risa, es muy importante en la vida hoy día: eres el centro de atención en las reuniones de amigos, te sientes admirado, los chiquillos te idolatran e intentan imitarte y no hay reunión festiva y hasta luctuosa que no cuente contigo. Es triunfar en sociedad. Y para ello, nada mejor que bajarle las bragas en público a una tía y que todo el mundo le vea el chiripipi, y si ya a la pava le da por correr con las bragas en los tobillos…, bueno, entonces es que crujes y te tienen que llevar a urgencias para que te reparen los estragos de las carcajadas. Pero, claro, las mujeres, como carecen totalmente de sentido del humor y además son muy borricas, no se dejan, se te revuelven, se sujetan las bragas y hasta te agreden. Así no hay manera de ser alguien en este mundo de nadies, así no hay manera de ejercer de frívolo número uno entre tristes de tercera. Menos mal que un juez de Jaén ha puesto a cada uno en su sitio y ha sentenciado que bajarle las bragas a una tía en público es una zafiedad, pero no delito. A ver qué se han creído esas creídas.
20.10.08
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