A tocar la trompetilla

Finalmente, cuando pasen los diez días, los de Izquierda Unida decidirán que les hacen falta unos bocatas de sardinas, con sus botellines, a modo de tentempié, y cuatro o cinco botes de polvos de talco para echárselos en el pompis escocido unos a otros y reírse un montón, todo a cargo de las arcas municipales, claro. Se les proporcionará lo solicitado, qué remedio, y se les preguntará qué va pasar con la coalición y si han pensado ya lo de los presupuestos. Entonces pondrán los ojos como platos, harán grandes aspavientos y dirán que no les agobien, que nos calmemos todos y que les vayamos encargando tres pares de calcetines gordos y colorados, para probárselos, y todas las trompetillas de plástico que podamos conseguir, porque les apetece un concierto y soltar a sus saltimbanquis, a sus augustos y a toda la camada de fanfarrias de la que disponen y que apenas pueden lucirse porque aquí no les vota nadie. Se les proporcionará también lo pedido y, tras aguardar a que terminen de probarse calcetines y tocar trompetillas, volveremos a interrogarles por el asunto que nos ocupa, ellos preguntarán “¿qué asunto nos preocupa?” y a continuación pondrán todos el culo en pompa y lo menearán con mucho gracejo.