Mientras que en los centros sanitarios de la Comunidad de Madrid habrá curas pendientes de que la gente rabie como dios manda, con el visto bueno de Esperanza Aguirre, el obispo de Valladolid ha dicho que, ya que Jesucristo no tuvo ningún tipo de tratamiento para el alivio de su dolor, a qué viene ahora aplicárselo a las personas que sufren en los hospitales. Y, como siempre, se quedan tan frescos. O sea que por culpa de la leyenda manipulada y mentirosa de un belenita curaciegos —al que, por lo demás, la Iglesia católica se lo pasa a diario por los bajos de la indiferencia—, los seres humanos estamos obligados a soportar la agonía de una enfermedad dolorosa, existiendo medios para disminuir el sufrimiento. Tócate la pera. No me explico cómo puede haber tanto trastornado contratado en la multinacional católica, leche, es como si lo hicieran a propósito, ni me explico por qué no se dan borrados masivos de las listas vaticanas ante tamañas filosofías, tan despiadadas y faltas de sentido común. Ya me gustaría verlos a ellos chillando de dolor por un cáncer de huesos, a ver si pedían una maldita inyección de morfina o dos hostias y una Biblia, se admiten apuestas. Hace falta ser borrico. Más que yo.
30.4.08
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