18.5.06
Pollo al pitote
Y con estas calores del demonio, que no hay derecho, porque no lo hay, coge uno y se entera de que en el cuartel de los minutas de Jaén están peor que en la casa donde los tirios y los troyanos celebraron el rosario de la aurora un día de San Quintín, llena de perros y de gatos y de pollos sueltos, muchos pollos, pollos para armar y para que te los armen, pollos de uniforme y polladas frescas, grandísimos pollos para cocinar al pitote o al follonaco, que es receta esta última que suele terminar dándose a probar al personal entogado de los tribunales. Laírgen, nene, creo se me ha ido un poco la olla. Pero es lo que pasa. Vaciacostales, sí... Vaciacostales llenos de presuntas tramas, de presuntas agresiones, de presuntos piripis, de presuntos enfrentamientos, agarrones, y de presuntos detectives privados que presuntamente van espiando por ahí a los agentes que supuestamente arreglan lavavajillas en los bares. Cuchi. Vaciacostales rellenos de presunciones que verás tú el esturreo que pueden armar como de verdad se vacíen ante la opinión pública, porque pese a que esto sea Jaén, aquí también hay opinión pública, faltaría más. Así me salen luego los pobreticos agentes a la calle: sin desfogar.
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