22.12.09

Escarbando

¡Pero bueno! ¿Dónde se ha metido este hombre? Digo Lorca, el poeta ese rojo y medio mariquita que matamos en Graná, porque fue en Graná, de eso me acuerdo, y juraría que lo enterramos en Alfacar (buen pan, buen pan), junto a otros, aunque, visto lo visto, o sea lo no visto, a lo mejor fue en otro sitio, yo qué sé. Si no está, pues no está, qué le vamos a hacer. Y si no tuvieran ustedes esa manía de andar escarbando ahora, so buitres, pues allí estaría, en el barranco, de allí no se hubiera movido su carroña para el tonto el haba que todavía se acuerde de aquel pájaro y de las chaladuras que escribía. ¿Será por poetas? Yo no aseguro ná, pero sepa Dios si el Federico ese no hizo por escaparse, dado lo bujarra que era, y hubo que perseguirlo hasta mucho más pa’llá de donde dicen que le dimos matarile y tierra. Algo de eso se me viene a las mientes, lo que pasa es que no me acuerdo si fue el sarasa o quién ni si aquello ocurrió en aquel paseo o en otro, vete tú a saber. El caso es que ustedes los rojos y los modernos han querido que esté allí, y bien, nada que objetar, cada uno tiene sus basuras donde le da la gana, y ahora, por su propia culpa, por ese machaconeo que se traen con los muertos, se han tenido que dar con un canto en los dientes. Merecido lo tienen, sí señor. A pelarla.

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