8.12.09

Contar

Eres muy joven para llevar faja, la faja da mal olor y pone los ojos saltones, los ojos saltones son detectados antes por los cuervos que te cría un tío, el criador de tus cuervos te cobra en dinares, si te criara cupidos te cobraría en boñigas, por cuartos, las costuras de la faja producen llagas, las llagas pus, el pus apesta tu pan bendito, corres mejor descalza, te has escapado sin botas, la piel del cuervo hace buen zapato, pero con las plumas no se puede escribir, mojo la pluma en tinta blanca de polvo irisado y se me olvida el alfabeto, no me lo recuerdes, se me olvidará otra vez, queda un labio cosido a dos caras, mucho amarillo, mucho berenjena, mucho marrón estrellado en el gotelé de mi parcela, regálame la faja, no voy a olerla, te cuido gratis los cuervos mientras vas a que te gradúen la vista y te cepillen el alma, lo de la vista es el oftalmólogo, ya sabes, lo del alma es el monje más viejo que muerto que vive en las cuevas de alguna memoria flotante a la que todos recurren y rezan, menos tú, también queda un azul y un color carne, no sé por qué diablos me he levantado hoy sin dedos, entre el gurruño de mis sábanas no están, me los dejaría anoche en algún manicomio de mi ruta de los manicomios, espérate a ver, aunque, bien mirado, se está mejor sin dedos, así no tendré que contar.

2 comentarios:

Marisa Benito | Jesús Tíscar dijo...

¡Cuánto color sinestésico!

Me gusta la palabra gurruño.
Gurruño gurruño gurruño.

Jesús Tíscar Jandra. dijo...

Y a mí manicomio.
Manicomio manicomio manicomio.
Tiene un algo de comio en la mani.
¡Hola, Marisica!