27.11.09

CajaGranada

Hablaría hoy del traslado de El Abuelo a su Camarín si no estuviera tan indignado porque, un año más, los de CajaGranada no me han invitado a la ceremonia de entrega de sus premios literarios, siendo como soy un escritor de la provincia, pieza clave y fundamental en los ambientes culturales de esta ciudad, un artista que aporta su talento al buen devenir de las letras jaenarras. ¿Por qué nunca me invitan? Siendo como soy, además, cliente de CajaGranada, pues en su institución tengo mis millones y nunca me quejo de los veinte eurazos que me cobran por mantenimiento de cuenta, como si las cuentas pidieran pan o hubiera que comprarles zapatos. Anoche celebraron la edición número veinticinco de sus premios literarios y volví a quedarme en casa, soñando con esa cena que dan mientras roía un pedazo de chóped rancio. No hay derecho y creo que tampoco hay justificación. Señores de CajaGranada: invítenme. Yo me desvivo todos los días (también los domingos) por la literatura y ustedes, a cambio, me ignoran, me menosprecian, me echan a barato. Y sufro mucho cuando luego veo que a cuatro individuos sí los han invitado, que se han puesto púos de canapés y de vida social, y gimo en la soledad de mi domicilio. Se lo suplico: piensen en mí.

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