23.10.09

Favores

Al señor alcalde de Talsitio de Dondesea le regalaron un chorizo del bueno en agradecimiento por no estorbar, por callarse, por aparecer poco, por silbar una de Pitingo mirando para otro lado. El señor alcalde de Talsitio de Dondesea se fue a su casa muy contento con el regalo y esa noche, con su familia, se dio un festín de chorizo del bueno, también de mojama y de pistachos que la señora del alcalde de Talsitio de Dondesea tenía guardados para las grandes ocasiones o para algún episodio de crisis psicológica, según. A la mañana siguiente, el señor alcalde de Talsitio de Dondesea recibió en su despacho una llamada de arriba, de la capital, del partido, en la que una voz tan cachonda como malahostia le preguntaba si no sabía que en el partido existía un código de comportamiento, el cual prohibía aceptar regalos a cambio de favores. ¿Y aceptar favores a cambio de regalos?, preguntó ingenuamente el señor alcalde de Talsitio de Dondesea, cuestión a la que la voz cachonda y malahostia no supo responder y zanjó con un “a mí no me marees, mentecato, ya estás devolviendo el chorizo”. Pero el señor alcalde de Talsitio de Dondesea, antes de meterse los dedos en el gaznate, pensó que eso ya estaba más que digerido y cagado y siguió silbando, las manos en el vientre.

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