23.3.09

Un ave

Hoy se me ha puesto en las narices escribirles a ustedes de la cuchicharra, así que me lo leen y se me aguantan. Las quejas, a las altas instancias, que para eso están. La cuchicharra, a ver si se van enterando, es un ave de poco pico y mucha guacharra, que no vuela, pero no vuela no porque no quiera, sino porque le pesan mucho las criadillas, que las tiene, ¡y bien morenas! La cuchicharra corretea, eso sí, alcanzando en ocasiones velocidades de cobarde, con las alas bufadas y el papo henchido. En Jaén abunda esta especie; la verdad es que los ejemplares son tan numerosos que aburren y hartan. Su plumaje es poco vistoso, tiene los ojillos triangulares y apagados, el culo gordo y la cloaca ancha, muy ancha y bien dispuesta. La extraña onomatopeya de su voz, el guacharreo, vendría a sonar así: piticló piticló dame galletas. Como lo oyen, si bien los más prestigiosos ornitólogos de todo el mundo no se ponen de acuerdo respecto a la tipología de las galletas que la cuchicharra pide en su canto. La cuchicharra, cuando las cosas se tuercen en su hábitat, se esconde entre la maleza y se pasa varios días escagarruciándose viva. Después resurge con cara de fatiga, pero enseguida se le quita. Y es inmune a los plomillazos, pero no a que la señalen con el dedo.

No hay comentarios: